Opinión

La Isla de los Sargazos

La Isla de los Sargazos

Lo que más sorprende en Puerto Principe, es la naturalidad con que se venden y almacenan en sus aceras las varas de madera, abortos de arboles que una vez pudieron ser y que la necesidad ha convertido en un tesoro codiciado. Los sacos de carbón son el preámbulo de la ceniza que poco a poco va tragándose lo que queda de ese país donde el agua abundante es apenas una memoria, a menos que pertenezca a la clase alta haitiana, con casas que no envidian nada a las mansiones de Hollywood y donde nada falta.

Curioso que el tema ambiental no sea el que norme las discusiones entre la Republica Dominicana y Haiti, porque no se trata fundamentalmente de un desafío humanitario, sino de la sobrevivencia del país aledaño al nuestro, hoy con apenas un dos por ciento de áreas boscosas y cuatro áreas precariamente protegidas , de la urgente necesidad que tiene la población haitiana de madera para resolver sus necesidades energéticas.

Haiti no necesita una Minustah, ni necesita un nuevo gobierno. Haiti necesita una reprogramación de la matriz ambiental de su país. Con qué cuenta hoy dia? Con el sol y debe ser el sol el punto de partida para la introducción de la energía solar, algo en lo que los israelíes pueden asesorar a partir de su experiencia con los desiertos que han hecho reverdecer y florecer. La Minustah debe pues ser sustituida por millares de técnicos israelíes que transformen el desnutrido suelo de la hermana nación en un jardín babilónico.

Un piloto acaba de volar cinco días sin gasolina ni aterrizajes para reponerla, solo con energía solar. Trataba de demostrar lo que se puede lograr con la única fuente de energía que aun es gratis, aunque hay que decirlo bajito para que no comiencen a vendernos rayos de sol en botellitas. El gas, es otra alternativa, donde Venezuela puede dar una mano y del agua ni hablar, hoy por hoy el recurso mas preciado en la media isla vecina. Reforestar las cuencas de los ríos en Haiti una prioridad sujeta al peso de la ley.

Algo sombrío nos arropa. Es el mar de sargazos que se ha desplazado del océano Atlantico a nuestras costas en el este y sur del país. Es un extraño mar inmóvil, una pradera de algas considerado como lugar maldito, mar del miedo, cementerio de barcos perdidos en los medioambientales sepulcros flotantes en que nos convirtiera la depredación de los colonos y que esta deteniendo los barcos del progreso, varados en un océano de incomprensión y falta de solidaridad en la búsqueda común de soluciones conjuntas para la sobrevivencia de la isla.

El Nacional

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