Opinión

La palabra

La palabra

POR:  Chiqui Vicioso

luisavicioso21@gmail.com

 

Cuando Julia Castillo, directora del Centro Perello, nos dijo que al final de nuestro conversatorio con el pueblo de Bani, sobre Julia de Burgos, habría un recital de poesía jamás nos imaginamos lo que veríamos. Tanto Aurea María Sotomayor, reconocida poeta y erudita literaria puertorriqueña, traductora de la obra del Premio Nobel de Literatura Derek Walcott; como Daisy Cocco DeFilippis, a su vez erudita de la literatura dominicana, sobretodo la escrita por nosotras, especie de Camila Henríquez moderna; y quien esto escribe, nos conmovimos con la afluencia de estudiantes de los distintos Liceos de la región, incluyendo San Cristóbal, que abarrotaban el Auditorio, una maravilla de edificación cuya única limitación es no tener un teatro.

Por cierto que salió publicado que San Pedro de Macorís inaugurara un centro cultural. Ojala que no cometa los errores del Centro León y del Centro Perello, de no contar con un espacio para artes escenicas.

Cada una de nosotras narro sus vivencias como emigrantes a Nueva York, a inicios de los años sesenta y nuestras crisis existenciales frente a una emigración forzada, ya que Daisy no quería separarse de su abuela, educadora Hostosiana a quien debía su amor por la lectura; tampoco Aurea; y yo no quería abandonar a la familia extendida que me había forjado en la Juventud Estudiantil Católica, y el Movimiento Scout santiagueros.

Es en medio de esa crisis de adaptación que todas nos encontramos con Julia de Burgos y nos conmovimos con su poesía y su destino trágico, como campesina desplazada de su Rio Grande de Loiza. Una joven en el auditorio nos dijo que lo que más le sorprendía era que habláramos de Julia en el presente, como alguien a quien conocíamos y estaba viva. Allí le aclaramos las tres que Julia era parte de nuestra familia y que ciertamente estaba viva.

En ese momento subió al escenario una pareja de esposos. Ella poeta y el músico, gestores de un movimiento poético con niños y adolescentes que en el 2013 les gano el galardón de Brugal Cree en su Gente. Ciento cincuenta niños forman parte del taller que esta pareja, sin recursos de ningún tipo, ha gestado. Ciento cincuenta niños que ya publicaron su primera antología.

El más joven de todos, tiene seis anos y dijo que cuando se le olvida un verso se lo inventa; luego desfilaron los de ocho y nueve para terminar con jovencitas de doce y trece, que habían escrito sus poemas a partir de los poemas de Julia. Un asombro de inéditas imágenes poéticas, de inocencia y candor, un baño de agua dulce. Y nosotras, que vivimos por y para la palabra, no pudimos ni abrir la boca.

El Nacional

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