República Dominicana acumula una de las mayores deudas públicas de la región, y esto unido al asentamiento de una población haitiana irresistible, y al mismo tiempo fuga constante de nuestros jóvenes talentos al exterior; el ascenso cada vez más pronunciado del clientelismo político y, en el primer semestre del año, dos episodios de formidable recelo político que podría derivar en una crisis electoral causada por la indisimulada actitud, no sólo de vencer, sino de aplastar a la oposición que ha adoptado el Gobierno, debe preocuparnos.
Para el oficialismo sus adversarios han quedado literalmente muertos después del 18 F y no podrán remontar en mayo, gracias al uso de una demencial fortuna proveniente del Presupuesto y la deuda externa para aplicar una política de canibalismo electoral, patrón que sigue sin pausa para neutralizarles.
Pero estos compromisos han elevado la tensión para la estabilidad del país pues ha girado una deuda para la obtención de sus objetivos electorales, en donde existen principios y, por supuesto quedeben respetar, sin embargo, el nerviosismo crece ante descomunal incompetencia e irresponsabilidad.
Con la enorme dificultad para aprobar reformas, y ya se pronunció Leonel que no aprueba la Reforma Fiscal con aumento de impuestos, no se augura un porvenir halagüeño para las finanzas públicas, y pienso que este escenario sumado a las tensiones sociales que crea la excesiva y molesta población haitiana que obstruye nuestro futuro, no pinta nada bien. La situación política y migratoria son serios riesgos para que nuestro país vaya a la ruina, y los desvaríos de un presidente Abinader que fingía ser inofensivo, pero ha acabado en los que alían la mala fe y la astucia, dejará la ruptura como herencia cuando abandone el poder.
El horizonte me luce oscuro, y quizás se nos califique de catastrofista, alarmista social, pesimista…pero un Gobierno dispendioso, de graves delitos de prevaricación administrativa continuada y tráfico de influencia, fuerte endeudamiento y agravamiento social, nos lega un campo minad