Victor Gómez Bergés convocó a quienes nos preciamos de sus amigos de siempre, a una cita en el salón de actos de la Cancillería para reiterar los pormenores alusivos de los porque no obtuvo la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la cita de 1975.
No requiere presentar a Víctor Gómez Bergés por su dilatado servicio al país desde que debutó a la administración pública contando apenas 23 años como consultor jurídico del Ministerio de Recuperación de Bienes creado por el Consejo de Estado presidido por el jurista Rafael Bonnelly, siendo titular el santiaguense Edmundo Batlle Viñas.
Fue el inicio de un periplo en la administración pública que define a Víctor Gómez Bergés como el dominicano que mayores responsabilidades públicas ha desempeñado en 173 años de tránsito republicano, gardeando pegado al economista santiaguense Fernando Alvarez Bogaert.
Asistente de Comunicación del ministro de Agricultura Mario Mathiss Ricart, en 1966; secretario general de la Liga Municipal Dominicana; ministro de lo Interior del Gobierno Provisional del general Antonio Imbert Barrera; titular de Educación; Canciller; embajador en España, Argentina y El Vaticano, y actualmente miembro del Tribunal Constitucional.
Víctor Gómez Bergés dispone del aura de no obstante disentirse con su decantación política, coherente siempre con el Partido Reformista Social Cristiano y con el presidente Joaquín Balaguer, proclive a procurar el consenso con su natural disposición a conciabular y pactar.
Es su sutil estrategia, que lo ha conducido por medio siglo de trayectoria pública, a constituirse en una figura de gran referencia humana con quien se disiente, pero nunca se rechaza, que reputa su coordenada como un genuino y natural diplomático.
Esa fue la fundamentación conceptual que lo sedujo a aspirar la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), intuyendo que su espacio no se reducía al límite territorial, sino expandir su accionar en las instancias del máximo organismo regional.
En 1987 Víctor Gómez Bergés, doctor en leyes de la UASD, publicó la primera edición de su libro “Solo la verdad”, por Tipografía Políglota Vaticana, que es la editora del Vaticano donde exclusivamente se imprimen obras de la Iglesia Católica, otra demostración de la capacidad de convocatoria del diplomático, escritor, articulista y político santiaguense.
Es el intelectual y escritor más prolífico del PRSC, de los escasos que hay, publicando diez libros.
Es 30 años después que Víctor Gómez Bergés edita una segunda versión ampliada de su obra donde pormenoriza, incorporando nuevos documentos, la secuencia concerniente a su aspiración a la Secretaría General de la OEA en 1975, y como el presidente Joaquín Balaguer saboteó su proyecto en una evidente demostración del egoísmo visceral y rupestre que signó la cosmovisión del psicorrígido etnarca, contra su aliado, que contribuyó a su cuestionado triunfo en las elecciones de 1970 cuando forjó y lideró el Movimiento Nacional de la Juventud, recorriendo la geografía nacional, Estados Unidos y Puerto Rico captando proselitismo para su líder.
Víctor Gómez Bergés se desempeñaba como Canciller cuando con 35 años, despuntó como aspirante a la secretaría general de la OEA, respaldado por México, Costa Rica y los países caribeños, enfrentando al paraguayo Raúl Sapena Pastor, y su aspiración fue interpretada ´por avezados diplomáticos como la sangre nueva que requería el organismo regional, lastrado por su censurable accionar precisamente en la guerra civil dominicana de abril de 1965 cuando su Secretario General fue el uruguayo José Antonio Mora.
Víctor Gómez Bergés intentaba relevar de la Secretaría General de la OEA al político y magnate ecuatoriano Galo Plaza Lasso, dos veces Presidente de su país.
En el tórrido escenario de su candidatura, Víctor Gómez Bergés fue boicoteado por quien fue siempre su líder, por interpretar que el respaldo a su discípulo lo catapultaría a dimensiones internacionales estelares, en la que el trecho de aspirar a sucederle sería entonces muy reducido, como posible, y entonces surgió el instinto de supremacía y egoísmo de los etnarcas y los que se auto consideran providenciales, y ahí mismo naufragaron las aspiraciones del joven canciller y dirigente político de la juventud y del PRSC.
En gran manera fue el principio del fin de un método de no solo retener el poder, sino negar la oportunidad del relevo de la antorcha a uno o dos sucesores, como hizo el Presidente Juan Bosch con Leonel Fernández y Danilo Medina, y José Francisco Peña Gómez con Hatuey De Camps, cediéndole el paso a Antonio Guzmán y a Salvador Jorge Blanco.
La siniestra y maquiavélica conjura del presidente Balaguer contra las aspiraciones de Víctor Gómez Bergés a la candidatura de la secretaría general de la OEA, fue un preludio que repercutió, como un tsunami, para sepultar aspiraciones futuras, decretando la precoz extrema unción de liderazgos a lo interno del PRSC, culminando en degradarlo a la condición de partido bisagra que lamentablemente presenta hoy, relegándolo de su otrora principalía, a una enclenque fuerza de tercer orden electoral, fragmentado, y por demás, ausente.
EL DATO
Temores algunos analistas de la época aseguran que a lo interno del PRSC surgieron celos sobre el protagonismo que tenía Gómez Bergés en el exterior.