Editorial

La seguridad

La seguridad

La criminalidad y la delincuencia no han desaparecido ni tampoco van a desaparecer de la noche a la mañana por efectivo que sea el patrullaje mixto que se ha desplegado para garantizar la seguridad ciudadana y el orden publico.

Sin embargo, después que los militares y policías están en las calles se siente otro aire, al menos en la ciudad, y población parece estar más confiada.

Pero como nunca falta un pelo en un sancocho está el revuelo por los intercambios de disparos en que han caído supuestos o reales delincuentes en alegados enfrentamientos con patrullas de la Policía.

Los abusos del pasado y la propia cultura represiva de los agentes del orden ensombrecen un método que, al parecer, aprueban amplios sectores en la compleja batalla por la seguridad.

La percepción que se tiene es que la gente cree más en la eficacia del darle pa’bajo que en todos esos programas que desde hace tiempo se han anunciado casi como panacea, que apenas se recuerdan, para que la gente viva en paz.

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Por supuesto, en una sociedad en que la suspicacia se ha convertido en parte de su esencia y con un cuerpo del orden históricamente tan maleado, las acciones de los agentes provocan sus lógicas reservas.

Frente a una delincuencia que parecía desbordada el panorama ha cambiado desde que la Policía y la Armada tomaron las calles, con el patrullaje por cuadrantes e incluso con la aplicación de la llamada mano dura.

Hasta la imagen del director del cuerpo del orden, Eduardo Alberto Then, luce más remozada desde que comenzó a enfrentar la violencia callejera con el método más criticado por la supuesta violación de los derechos humanos, pero a su vez más efectivo. Como prioridad nacional la seguridad no debe politizarse.

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Los abusos en que se incurran tienen que denunciarse y sancionarse, pero no utilizarlos como catapulta en procura de capital electoral. Preservar la paz y tranquilidad de la población debe ser un compromiso de los partidos y todos los sectores comprometidos con el bienestar de la nación.

El Nacional

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