En el 2016 el pueblo británico aprobó la retirada del Reino Unido de la Unión Europea (EU), lo que es conocido como Brexit. Adicionalmente al terremoto político y social que generó esta decisión de los ciudadanos ingleses, esto coloca a la UE en un escenario de incertidumbre jurídica.
Para entender los resultados de la consulta que trajo como consecuencia el Brexit hay que tener en cuenta que la sociedad inglesa es conservadora. Al observar las razones expuestas por los partidarios se colige que muchas son xenófobas y anti migratorias.
Plantean que si Inglaterra no abandona la UE nunca podrá controlar la inmigración, consideran que los extranjeros les quitan los puestos de trabajo a los británicos, sin detenerse a pensar que los jóvenes de su país pierden las oportunidades de empleos que les ofrecen otras 27 naciones.
Los brexistas creen que fuera de la UE el pueblo británico recuperará de forma plena su soberanía, aunque la merma de la soberanía nacional es un fenómeno de la globalización que también está sujeto a la membrecía de las Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a las reglas de las entidades económicas internacionales.
Otros de los argumentos es que esa nación que contribuye cada año con 18 mil 200 millones de libras esterlinas, y que este dinero se podría destinar a otros fines, pero esto es una cantidad ínfima en comparación a los negocios que hace Inglaterra, ya que el 44 por ciento de sus exportaciones van a esas 27 naciones.
Plantean que la única forma de recuperar el control en las fronteras británicas es la salida de la UE para poder limitar la entrada de criminales y terroristas, pero ya el mundo es una aldea global y es necesaria la colaboración mutua entre países a nivel de inteligencia para poder dar respuesta a la delincuencia y al terrorismo.
Los opuestos al Brexit manifiestan que en materia económica, la salida de Inglaterra de la UE, los daños superan por mucho a los beneficios, ya que esa nación dejaría de formar parte de un mercado único de 500 millones de personas y de los acuerdos comerciales con más de 50 países que tiene el bloque.
Las consecuencias del Brexit son múltiples tanto para Inglaterra como para la UE, a nivel político podría reabrir el debate sobre la posible independencia de Escocia, Reino Unido sería en un lugar menos atractivo para la inversión extranjera. La UE representa el 46 por ciento de la inversión extranjera en Gran Bretaña.
A nivel geopolítico la UE podría perder influencia en las Naciones Unidas. En la actualidad cuenta con dos países (Francia y el Reino Unido) como miembros permanentes con derecho a veto en el Consejo de Seguridad.
A casi año y medio del inicio de las negociaciones entre la UE y Reino Unido, las conversaciones están empantanadas, el Parlamento Europeo aprobó que Londres tiene que llegar primero a un acuerdo financiero con el bloque antes de iniciar negociaciones comerciales.
Otro de los escollos es que la UE plantea un mecanismo de emergencia que dejaría a Irlanda del Norte dentro de la unión aduanera comunitaria. Theresa May ha dicho que no aceptará ninguna forma de controles aduaneros entre Irlanda del Norte e Inglaterra.
Tampoco el Gobierno británico está dispuesto a reconocer los derechos de los ciudadanos europeos que lleguen a su territorio durante el periodo de transición, entre marzo de 2019 y diciembre de 2020, y la UE ha dicho que esa es una cuestión de vital importancia para ellos.
El autor es ingeniero y periodista.