porque el acto de conducirlo les genera placer. Ese deseo de manejar máquinas difícilmente desaparezca dentro los próximos 100 años, y a eso apuesta BMW con su visión.
Aún cuando persista el interés humano por manejar carros, una cosa es segura: la experiencia será cada vez más digital, combinando elementos análogos en el proceso. Por ese motivo el tablero en este vehículo futurista combina realidad aumentada con una estructura de geometría viva que responde a los gestos del usuario y a las condiciones cambiantes del entorno.
Todo en este carro del futuro es adaptable. Cuando el conductor decida que no desea manejar y accione el modo “Ease” el interior cambiará para crear un entorno más sociable y apto para el entretenimiento, aprovechando el parabrisas para los fines. El guía desaparece y los asientos cambian de posición para que la gente esté cara a cara. Si por el contrario el usuario decide manejar, modo “Boost”, el sistema se encarga de señalar el carril más óptimo y de ofrecer asistencia a varios niveles.
Reflejo de tendencias por venir es Companion, un pequeño objeto que según BMW simboliza la inteligencia, conectividad y disponibilidad del carro. Es como un asistente integrado que tiene la capacidad de ir conociendo al usuario poco a poco para tomar el mando de tareas rutinarias y ofrecer consejos cuando sea necesario. Asimismo, ofrece asistencia externa (para peatones, por ejemplo) cuando el carro está en modo autónomo.
Es posible que en par de años (o meses, pues el ritmo de innovaciones es cada vez más acelerado), BMW presente una visión actualizada de su carro del futuro. No se descarta por igual que algunas de estas ideas se implementen antes de los 100 años que ellos contemplan.