Opinión

Las cryptomonedas (y 3)

Las cryptomonedas (y 3)

 

POR: Orlando Gómez Torres
orlando.gomez@gmail.com

 

Uno de los grandes beneficios que han brindado las cryptomonedas a sus usuarios es la anonimidad en las transacciones electrónicas. Sin embargo, esa misma virtud se ha erigido como su talón de Aquiles al exponer su uso para transacciones ilícitas, generando el recelo de las autoridades de todo el mundo y ahuyentando a la banca e inversionistas institucionales sin los cuales el alcance de estas como monedas de uso común queda severamente limitado.

El ya célebre caso de “The Silk Road”, la página “underground” que operaba bajo el servicio de anonimidad Tor que era considerada el “Amazon.com” de las actividades ilícitas, ilustra como las cryptomonedas eran empleadas para la compra de drogas ilícitas y servicios de sicarios de forma anónima y en línea.

Para entidades financieras tradicionales esto genera un riesgo de cumplimiento importante que ya está teniendo su impacto. Actualmente el listado de compañías involucradas en el intercambio de cryptomonedas o que reciben pagos con estas cuyas cuentas bancarias han sido cerradas es bastante amplio y en constante crecimiento.

Las normas globales sobre el lavado de activos y de “conozca su cliente” son particularmente estrictas con los bancos, y el riesgo que representan los clientes que manejan pagos con cryptomonedas dentro del cumplimiento de estas es demasiado elevado como para justificar el negocio. La mayoría de los pagos y transacciones comerciales por volumen, se ejecutan con el intermedio de un banco o entidad similar de intermediación financiera, de ahí la importancia para las cryptomonedas de que no solo estos acepten como clientes a las empresas que las usan, sino que adicionalmente les acepten como un instrumento monetario de pago de forma que eventualmente puedan verse dentro los mercados ordinarios de intercambio monetario y de compra y venta de activos y mercancías.

Por su naturaleza, las transacciones con cryptomonedas pueden ser rastreadas desde su “minado”, por lo que la capacidad de detectar cuando estas han sido empleadas para actividades ilícitas no está fuera del alcance de la mayoría de intermediarios y cámaras de compensación que sostienen su sistema de pagos y liquidación, requiriendo únicamente la voluntad de esos intermediarios para ajustarse con las normas ordinarias aplicables para prevenir el lavado de activos.

Sin embargo, esto podría implicar un sacrificio importante en la anonimidad de los usuarios y quizás socavaría su atractivo. Las cryptomonedas están apenas en su infancia, y su futuro, que dependerá tanto de como les regulen los distintos gobiernos así como de la confianza que tengan los usuarios en su uso, sigue siendo incierto. Luego que el mundo dejara el patrón oro desde principios de los años 70s, el actual sistema monetario global ha permanecido virtualmente sin contestaciones, pero dependiendo de su evolución y aceptación, las cryptomonedas estarían buscando redefinir la forma en que se maneja y opera el más esencial de los instrumentos de pago. La ruta hacia ello, exitosa o no, será cuanto menos interesante.

El Nacional

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