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Las palabras ¿A la garata con puños?

Las palabras  ¿A la garata con puños?

Usted se atrevería a pensar que es una mala influencia para sus conocidos, incluyendo la familia. Que las palabras ya no significan lo que significaban antes?
Si usted no es la mala influencia de sus hijos, se acabó el camino a sugerir, tan solo queda el camino y si se ve muy lejos, camine más despacio, que sea el camino que lo encuentre a usted. Si las malas influencias son las calles, las escuelas, las religiones, los políticos, ¿hay alguien a quien culpar?
En el caso de las palabras, no hace mucho que determinadas palabras significaban la muerte, o un lío no fácil de resolver. Si lo ha olvidado, empiece a hacer ejercicio de memoria y los encontrará en el orden sicológico, social, cultural, religioso y político. Y si se ocurre denunciar un punto de distribución, prepárese a lo peor.
Si somos palabras nada más hay qué decir. Reitero, no hace mucho susurrar determinadas palabras a otro significaban un solo temblor y a esperar lo peor, como fueron las palabras: comunista, capitalista, maricón, cuero, calié, anti esto, anti aquello, acarreaba desde la muerte, irse del barrio o camino a los tribunales para demostrar… sí, eso que usted piensa.
Hoy día esas mismas palabras ni cerca están de ese tsunami espiritual, más bien se llevan a cuesta con orgullo y desenfado. ¿Entonces es que las palabras ya no tienen relación con nuestro ser social, sicológico, moral por la carga de indiferencia que asume al que se las indilgan? ¡Qué sé yo! Yo prefiero, no sé usted, que no me la indilguen a mí. Y si lo hacen, en vez de ir a los tribunales a dirimirlo, prefiero dejárselo al del Divino, tarda más tiempo para juzgar, pero la satisfacción que da esa espera no se puede comparar ni a la de una cita amorosa.
Si las palabras ya no significan lo que antes significaban y las que definen el diccionario a nadie le importa, ¿es que andamos mal? Es penoso decirlo, pero pienso que si estoy equivocado por escribir como los locos, me sentiría mejor si supiera lo que usted lector piensa.
Si digo: ¿qué me importan las palabras?, por vaina mía, para que alguien diga: “¿Y tú les cree eso?” Mientras a más palabras se les pone caso más vulnerables somos, de ahí la invulnerabilidad de nuestro tiempo, o eso creemos. Hay una tendencia a no ponerles caso a las palabras. Las palabras no deberían hacer mella en nuestro ser en caso que no nos alcance en nuestro diario vivir, porque somos palabras. Para que no nos alcancen tenemos que ser lo contrario a nosotros mismos ¿cómo qué da mucho trabajo ser nosotros mismos y se pierde mucho tiempo en serlo? Estoy de acuerdo, no hay de otras. Si las palabras no nos hacen mella, es porque somos lo contrario que lo que ellas significan, y somos lo que ellas significan, que no tiene nada de malo siempre y cuando usted no haya sido una mala influencia para sus hijos, prójimo, sociedad, suciedad etc. etc. No porque usted lo crea. Creer es una cosa, serlo, otra. Andamos a pie creyendo todo lo que se dice y no se dice. Como se entiende ahora guiar por un camino correcto a alguien es el pico Duarte. Cualquiera coge para allá mirando una fotografía, sentado en una silla, o mirando un documental, pero hacerlo en la realidad, es otra cosa.
Las palabras están al garete queriendo ser hogar, padre, madre, educar, patria, escuela, en su sentido más cercano a nuestro ser. Redefinir las palabras con el tiempo es una empresa de pecho abierto. Estamos sobresaturados de palabras que una vez significaron algo y que ahora degeneran en risa, ¿hay que cambiarlas? No está mala la idea. Y las que significan, amar, odiar, corrupto, prisión, yola, emigrante, viajar, quedarse, no es que no dan frío en la espalda (los dan, lo sabemos), pero como que cargan un deseo de estrella fugaz si todavía se cree en ello. Un poco de ingenuidad para con el universo, no está demás para dormir con tranquilidad, aun nos acostemos tarde. Evite ser mala influencia de lo que les rodea. Póngale caso a las palabras. No se haga el loco con ellas, para no terminar siéndolo.
El autor es escritor.

El Nacional

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