Reportajes

Las Primaveras: revoluciones sociales

Las Primaveras: revoluciones sociales

Santiago.- No hay nada conocido que el ser humano se inhiba de marcar con un nombre al que la posteridad juzgará de apropiado o no.

 Los climas políticos no tienen ejecución sólo en un abril sediento de épicas luminosas. Esas otras primaveras sucedieron en los años sesenta en algunos lugares lóbregos del mundo y en los años setenta en Portugal y en el corazón de otras más oscuras  dictaduras.

Esa racionalidad exclusiva del llamado Homo sapiens se sustancia con más énfasis en todo aquello que le merece alguna atención especial.

Inmediatamente surgió un movimiento, en apariencia espontáneo, en el mundo árabe, destinado a producir cambios que aún están en gestación y cuyas luces y enigmas resultan impoderables todavía, Occidente, que se hace representar por el bloque de naciones que conocemos como Estados Unidos y Europa, corrió a llamarles a las oportunidades de mercado a futuro conocidas en su esencialidad de protestas contra el estatus quo en varias naciones del Oriente Medio y de Africa del Norte “la primavera árabe”.

El nombre  más que provocador es evocador y resume la creciente y callada inconformidad secular de la gente común, y no sólo la común, contra un estado de cosas que se juzgaba opresivo, relacionado especialmente con las libertades públicas, la relegación de la mujer y un “tradicionalismo” cerrado.

Todo el que haya ojeado aunque fuesen dos páginas de historia sabe que esa conducción del devenir no iba a resistir otro milenio ni un siglo y como ahora devela la realidad, ni una década más.

Bastó un incidente del que nadie se hubiera enterado si no hubiese sido desgarrador, si no lo registraban los medios y si no hubiese sido toda una válvula para destapar presiones acumuladas desde lo inmemorial del tiempo en la arenosa Arabia, territorio flamígero de las mil y una noches.

Un vendedor callejero se inmoló en la violencia del fuego para desentrañar a continuación una estela de sentimientos solidarios que decidieron una conciencia colectiva de opresión intolerable, agitada por ese novísimo procedimiento mediático llamado las redes sociales.

El mundo árabe se estremeció y  todavía quedan pronunciamientos que el porvenir decidirá cómo se dilucidarán en el escenario denso de la política interna e internacional.

Ahora, el flujo contestatario, habiendo tenido las calles de Madrid por espejo de la crisis económica aguda, se traslada a EU.

Y marcha contra la guerra, la codicia y todo lo que éstas deciden en una realidad de corporaciones de una ambición ilimitada, sin escollos, y sobre todo, sin escrúpulos, capaces de irse al afán belicista sin pensarlo dos veces.

El problema a que se enfrentan los jóvenes sobre todo que cuestionan lo más perverso del estatus quo no es meramente económico sino ético.

¿Se puede per seculá seculorum mantener una orgía de violencia exterior organizada, planificada, seguida metro a metro y vida a vida para el alimento del boa que se llama Wall Street?

Eso no es posible.

La nave mejor blindada, como registra la historia, llega a hundirse.

El agresivo sector financiero está armando ahora un peligroso muñeco político vía las elecciones del 2012 que vea en Estados Unidos el salvador de la humanidad, de la familia, del “mundo cristiano” en un candidato que por insólito que parezca, pudiera ser peor que el anterior a Barak Obama y que asustó al mundo por su capacidad para desatar la guerra desde una visión más que nada embriagada.

Se requiere, para sustituir a Obama, un político que se pronuncie en el estilo de que Estados Unidos tiene el destino, signado por el cielo, de encabezar al mundo entero, de trazar todas las pautas, de decidir por el resto de la humanidad, de volver a mandar y a tomar decisiones por cientos de naciones independientes.

Hacia esa meta ominosa van los acontecimientos, como ordena la real politik que resulta dueña de los escenarios, de los recursos y de la acción.

Válido resulta el enjambre humano agolpado para, por ahora simbólicamente, intentar un freno a la barbarie “civilizada” que significa que unas cuantas corporaciones tengan en sus manos la inmensa cantidad de recursos de que dispone el mundo mientras la otra parte agoniza en el analfabetismo,  la inseguridad, la desnutrición, las enfermedades la guerra y la muerte.

UN APUNTE

Nació en España

Válido resulta el enjambre humano agolpado para, por ahora simbólicamente, intentar un freno a la barbarie “civilizada” que significa que unas cuantas corporaciones tengan en sus manos la inmensa cantidad de recursos de que dispone el mundo mientras la otra parte agoniza en el analfabetismo, la desasistencia, la inseguridad, la desnutrición, las enfermedades la guerra y la muerte.

El Nacional

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