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Los cambios y exigencias de las TICs a la educación superior

Los cambios y exigencias  de las TICs a la educación superior

La educación a distancia ha logrado colocarse en los primeros puestos del debate educativo a nivel mundial gracias al impacto en el desarrollo de la educación universitaria las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tics), el rápido crecimiento del conocimiento acumulado y los medios para su distribución instantánea a nivel mundial.

El conocimiento se multiplica a una velocidad extraordinaria. Está al alcance de todos, mediante herramientas diversas que facilitan su uso en cualquier lugar y para los fines que lo consideremos de utilidad.

Esto implica un cambio fundamental en la forma de realizar el proceso de aprendizaje, valorando sobre todo la capacidad de aprender, de lograr por sí mismos los conocimientos que necesitamos para relacionarnos con nuestro entorno y modificarlo para crear riquezas materiales o culturales
Cada día más universidades presenciales asumen las innovaciones que se desarrollan en la educación a distancia, sobre todo, las referidas a la utilización de las Tics y a la importancia que en esta modalidad educativa tienen el aprendizaje autónomo, las estrategias de búsqueda de información útil para desarrollar las competencias esperadas y al uso de recursos en abierto.
Ejemplos notables son los Cursos Masivos, Abiertos y en Línea (MOOC, por sus siglas en inglés), que han logrado un espacio importante en la oferta de formación de universidades tan prestigiosas como Stanford, Harvard, MIT, entre otras.

El rápido desarrollo del conocimiento y las nuevas estrategias y mecanismos para acceder al mismo se han convertido en el motor más importante para democratizar la educación y hacer de ésta un bien colectivo al alcance de todos y todas. Esta es la verdadera revolución del siglo 21.

Por primera vez en la historia de la humanidad, el conocimiento creado y su divulgación colectiva no tiene fronteras y lo más importante es que sus creadores tienen la convicción de que ese conocimiento debe ser compartido, puesto a la disposición de los demás como un medio para superar las limitaciones del desarrollo y alcanzar el bienestar colectivo.
La Internet ha permitido que todos puedan tener acceso a una educación superior de calidad.

Este medio será en los próximos años el mecanismo más eficiente para que la educación formal, la no formal y la educación continuada, estén disponibles para todos y que podamos, a partir de una oferta abierta, lograr nuestros objetivos personales de aprendizaje, de renovación constante de nuestros saberes y competencias profesionales.

La formación universitaria por sí sola no es suficiente para lograr un empleo y muchos egresados se verán obligados a cambiar en varios momentos de su vida la orientación de su formación de base. Dentro de este contexto, la educación a distancia cobra una mayor relevancia y debemos hacer lo necesario para ser referentes en ofertas de calidad, tanto a nivel de grado como de postgrado.

El mercado educativo es cada día más complejo, son muchas las ofertas de formación y variados los intereses de los demandantes de la misma. Los oferentes no están necesariamente localizados cerca de nosotros, pueden ser de otros países o regiones.

La interacción de la Educación Superior a Distancia (ESaD) con ese mercado nacional o internacional debe estar matizada por ofertas de calidad, medidas con los mismos instrumentos que la educación presencial.
Dentro de este contexto de internacionalización creciente de ofertas educativas transfronterizas, es necesario disponer de mecanismos eficientes de aseguramiento de la calidad que permitan a los ciudadanos y a los gobiernos tener la certeza de que la oferta internacional cuenta con la calidad necesaria y que los egresados de tales programas poseen las competencias esperadas.
La acreditación institucional y de programas permite certificar que las instituciones que han pasado por este proceso ofrecen programas de calidad.
Resulta necesario que nuestro país retome el tema de la creación de una agencia de acreditación, que, dicho sea de paso, teníamos desde finales de los años noventa, pero que, por diversas razones, dejamos de lado.
El proceso de acreditación permite a las instituciones de educación superior estar atentas e incidir en las variables e indicadores que permiten mejorar su calidad de manera constante.
Algunas de nuestras IES se han acreditado a nivel local y otras tienen programas, carreras, acreditadas internacionalmente. Ambas cosas son muy positivas y auguran que la universidad dominicana impulsará políticas de mejoramiento continuo para alcanzar la excelencia.
En esta etapa, la preocupación no debe estar centrada en los rankings internacionales, sino en introducir políticas que redunden, que tengan impacto inmediato, en mejorar las condiciones de aprendizaje de nuestros alumnos y en la creación de conocimientos e innovaciones.
Debemos aprovechar la gran disponibilidad de saberes, experiencias, buenas prácticas para incorporar tanto en la gestión de nuestras universidades como en los procesos docentes los controles y recursos necesarios para superar nuestras limitaciones en tecnología, investigación, innovación e internacionalización.

La ESaD tiene, dentro de este contexto, las mismas preocupaciones que la educación presencial. Si bien las fronteras entre ambos enfoques se diluyen cada día más, la búsqueda de la calidad es la norma que prima en los gestores de ambos tipos de instituciones para ofrecer egresados con altos estándares de excelencia.

El Nacional

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