Orto-escritura Semana

Los nombres que también son apellidos

Los nombres que también son apellidos

Rafael Peralta Romero

Los nombres son elementos indispensables para las personas. En el seno de una familia se da una denominación permanente a cada miembro para distinguirlo de los demás. El grupo familiar asume un nombre común (apellido) para diferenciarse de otras familias.

El antropónimo o nombre propio de persona está formado por el nombre de pila seguido del primer apellido: Pedro Mir. También puede ser compuesto por más de un nombre y los dos apellidos: José Francisco Peña Gómez.

Decidir cómo llamar a los hijos es un derecho de los padres, y muchos se acogen a los nombres prototípicos de la cultura hispana o la grecolatina (Juan, María, Héctor), mientras otros optan por fusiones de varios nombres (Maribel, Juanes) o acuden a apelativos procedentes de otras culturas (Mijaíl, Jacqueline). De ahí que la antroponimia sea fértil para la creación de voces.

Los nombres que también son apellidos
Pedro Mir es un antropónimo o nombre propio de persona.

Desde muy antiguamente, los nombres se han originado por vocablos comunes que denominan cosas, entidades religiosas, ocupaciones, características físicas o morales de las personas. Los apellidos han tenido similares orígenes, además de lugares de procedencia y los llamados patronímicos, que derivan del nombre del padre de familia.

También te podría interesar: Ni “propinco” ni “regoso”; propenso y riesgoso, sí

Lo más común entre nombres y apellidos es que se escriben con inicial mayúscula. La primera intención de este artículo era un divertimento, solo citar la doble función de unos nombres que sirven también como apellidos. No diré y viceversa, pues ¿cuáles de los vocablos que aparecen a continuación actúan más como apellido que nombres?

Sospecho que el apellido del general Simón Bolívar se ha convertido en nombre de pila de muchos hispanoamericanos. Excepcionalmente unos apellidos son empleados como nombres. Tenemos un ministro llamado Deligne, un periodista llamado Abinader Fortunato, uno Kennedy Vargas y otro Lincoln Castillo. Un pintor lleva por nombre Clinton López.

Si de la siguiente lista tomáramos vocablos en grupos de tres, tendremos una identificación con dos nombres y un apellido o con un nombre y dos apellidos, en el cualquier orden que se coloquen. Ejemplo: Alba Bruno Javier y Javier Bruno Alba. Eso puede hacerse con los nombres (reales) de mi amigo Leonardo Mauricio Amparo o con los del profesor Antonio Ciriaco Cruz.

Alba, Bruno, Javier, Mauricio, Antonio, Altagracia, Camilo, Elena, Helena, Rosa, María , León, Cruz, Armando, Román, Ramón, Santos, Rosario, Augusto, Amparo, Basilio, Alfonso, Alonso, Carlo, Olivo, Nelson, José, Jorge, Martín, Jerónimo, Mateo, Evangelista, Bautista, Víctor, Félix, Belén, Vidal, Domingo, Hernando, Candelaria, Paulino, Crispín, Nicolás, Valentín, Magdaleno, Rudecindo, Isabel, Quintín, Belisario, Ventura, Benjamín, Matías, Estrella, Reyes, Guillermo, Gil, Mariano, Alberto, Miguel, Marcial, Claudio, Leonardo, Santiago, Jaime, Julián, Justo, Eduardo, Luciano, Felipe, Benito, Pilar, Eusebio, Francisco, Pablo, David, Ricardo, Joaquín, Remigio, Vicente, Hungría, Roque, Lorenzo, Fulgencio, Toribio, Salvador, Bolívar, Silverio.

Un hombre podrá llamarse Mateo Evangelista y otro Evangelista Mateo. Tenemos un escritor de nombre Mateo Morrison y otro Andrés L. Mateo. En el ámbito uasdiano es notorio que el líder de una cooperativa (COOPROUNI) lleva por nombre Luciano Castillo y el de la otra (COOEPROUASD) es Francisco Luciano. Ninguno tiene parentesco con el general Carlos Luciano Díaz.

Para terminar, conviene recordar algunos puntos de carácter ortográfico en torno a nombres y apellidos. Veamos:

“Por regla general, los nombres propios deben someterse a la ortografía de la lengua a la que pertenecen” (Ortografía de la lengua española, RAE y ASALE, 2010, Pág. 626).

Dado que algunos nombres, como los señalados precedentemente, fungen como apellidos, se justifica unir nombres de pila compuestos si alguno de ellos es propicio para confundirse con un apellido: Juan-María, José-Toribio, Jaime-David.

Para evitar que un apellido sea incluido como nombre, es válido colocar la conjunción /y/ entre el primer apellido y el segundo. Ejemplo: Leonardo Mauricio y Amparo, María Rosa y Quiñones, Santiago Ramón y Cajal.

Nombres y apellidos guardan relación íntima.