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Orto-escritura: Nombres de enfermedades y órganos, ¿por qué las diferencias?

Orto-escritura: Nombres de enfermedades y órganos, ¿por qué las diferencias?

Muchos se lo han preguntado: ¿Por qué a la inflación del hígado se llama hepatitis y no higaditis? Por igual podrían cuestionarse la relación entre dermatitis y un mal de la piel o por qué denominar otitits a la inflamación en los oídos. 

Les adelanto que no se trata de incongruencias, sino resultados de hechos sociales y políticos y la inevitable presencia de la lengua, cual que sea, en todo acto humano: en el placer, en el dolor, en el arte, en la guerra, en la religión… en la ciencia.

Justamente en la ciencia, la lengua griega ha influido en muchas otras, en buena medida en el castellano. Los nombres de las ciencias y las profesiones proceden mayormente del griego: zoología, psicología, antropología, ortopedia, ortografía, pedagogía, odontología, geometría, neurología…

La voz anatomía procede del griego, pero ingresó al español por vía del latín tardío “anatomía”, y significa ‘disección’ o ‘descripción anatómica’. Este artículo pretende ser una “disección lexicográfica” de vocablos de la anatomía humana y la relación de sus nombres en español con las voces que se refieren a su estado de enfermedad o inflamación.

Iniciemos con hepatitis (del griego hepatos, hígado e -itis, inflamación). Con la voz hepatitis se nombra la inflación del hígado. La raíz hepatos- es importante para entender otros nombres relacionados con el hígado: hepatología (rama que se especializa en ese órgano), hepatólogo (especialista en hígado).

Otitis es la inflamación del oído, palabra que proviene del griego “otos”, de ahí que en la farmacología la raíz oto- sea empleada para crear nombres de productos destinados a la salud del órgano de la audición. El especialista de los oídos (oto-) generalmente lo es también de la nariz (rino-), de la laringe (lárynx, -yngos)   y se le llama otorrinolaringólogo.

De la raíz griega /dermat-/ se forman palabras castellanas relacionadas con la piel (dermatitis, dermatología, dermatólogo…) aunque la capa que cubre los músculos se nombre con una palabra procedente del latín: pellis. No tenemos una voz “pielitis”, aunque sí   /mielitis/, del griego myelós, médula. Es como se denomina la inflamación de la médula espinal.

Con la voz /celulitis/ se nombra mayormente la acumulación de grasa en ciertas partes que produce rugosidad en la piel. Sin embargo, por su morfología (De célula e -itis) debería inflamación de la célula. (Célula deriva del latín científico cellula).  En una segunda acepción, el Diccionario de la lengua española define /celulitis/ de este modo: Inflamación del tejido conjuntivo subcutáneo.

Algunos hablantes se refieren a la inflamación de un tendón como “tendonitis”, derivación que parece lógica, pero el Diccionario académico no registra esa palabra, sino /tendinitis/.

Es mejor que una inflamación en la vagina sea llamada /vaginitis/, como tiene que ser (De vagina e -itis). Vagina procede del latín y equivale a ‘vaina’. ¿Vainitis? No, mejor vaginitis. Similar ocurre con su contraparte /prostatitis/ para referirse a la inflamación de la próstata.

Artritis es la inflamación de las articulaciones, nos llegó por el latín que a su vez la tomó del griego “árthron”, que es ‘articulación’. Muchas otras voces hispanas relacionadas con las articulaciones emplean la raíz artr-, ejemplo: artrosis, artrología, artropatía…).

¿Cómo llamar a la inflamación de la vejiga? ¿Vejiguitis? No, por favor: cistitis (inflamación de la vejiga de la orina). Viene del latín científico “cystitis”, y este del grigo  kýstis ‘vejiga’ e  ‘-itis’.

La parte interior de la nariz (la mucosa) también se inflama. Lo conocemos como /rinitis/, (De rino- e -itis). Rino, del griego, nariz.

¿Será que el colon es una cola? Su inflamación se llama colitis. Viene del griego “Kólon”, pero no tenemos claro por qué es colitis y no colonitis. Un intríngulis de la lengua.