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Luis Abinader

Luis Abinader

Eduardo Álvarez

Es un libro abierto. Accesible y com­prensivo, cuya obra de gobierno es el resul­tado de sus cualidades humanas, morales, profesionales y políticas.

Justo y equitati­vo, escucha y se mantiene pendiente a las necesidades de la gente, procurando solu­ciones, en atención a las urgencias en cada caso que se le presenta.

En ese orden, je­rarquiza lo colectivo, lo que beneficia a la comunidad, por encima de las demandas particulares, conducta que no excluye a fa­miliares, amigos y cercanos.

Estadista probado, ha mostrado capacidad en la toma de decisiones sabias y pruden­tes, incluso en los momentos más cruciales de estos cinco años.

Ningún otro mandatario en los últimos sesenta años -para contextuali­zar su mandato en una época-, ha logrado una conexión tan directa, cordial y activa, como la que mantiene Abinader con su pueblo, ejer­ciendo así un liderazgo efectivo y proactivo. Responde y enfrenta las situaciones presen­tadas, sin pérdida de tiempo.

La de los presidentes intocables, insensibles y ajenos al provenir de la población, es ya en nuestro país historia del pasado.

 Este gobier­no se caracteriza por un modelo de compor­tamiento donde la condición del estadista se mezcla y se une con la del ciudadano de a pie. Podemos hablar, sin lugar a duda, de un antes y un después de Abinader, y el tiempo nos da­rá la razón.

 Eliminada la distancia que ponía un abismo entre el pueblo y el Presidente, la cercanía y la calidez marcan ahora las rela­ciones pueblo-gobierno.

Sin embargo, no le ha faltado determina­ción, buen juicio y coraje para defender nuestra soberanía e intereses ante las pre­siones externas con pretensiones de impo­nernos una política migratoria tendiente a normalizar y legitimar la presencia excesiva de nacionales haitianos en nuestro territo­rio.

Integridad y transparencia fuera de la me­nor duda, su honestidad es refrendada, día a día, en la toma de decisiones acer­tadas y responsables, que le hacen digno de confianza, condición endosada a la ad­ministración pública y extendida, conse­cuentemente, al servicio exterior.

 De ahí, el beneficio que nos da tener las puertas abiertas en todos los mercados. Con re­sultados evidentes en la inversión, el co­mercio y el turismo. Las estadísticas están ahí, y no nos dejan mentir.