Carta de los Lectores

¡Maldita delincuencia!

¡Maldita delincuencia!

Tanto abundan la delincuencia y la violencia en este país, que ya la gente está más que harta de sus atentados y su crueldad. El 26 de febrero pasado un nuevo hecho puso a sudar frío a las familias Tejeda Martínez y Campusano Solano cuando pasada las diez de la noche dos delincuentes armados atracaron y dejaron a la muerte al joven Claudio José Tejeda Campusano de 24 años, raso P.N, mientras transitaba en una motocicleta de San Cristóbal a Santo Domingo por la carretera de la muerte 6 de Noviembre, y le salieron dos delincuentes que lo encañonaron, le dieron un tiro en el abdomen, y lo dejaron desangrando en el pavimento, habiéndole quitado su motor y su arma de reglamento, y huyeron a lugar desconocido. Gracias a Dios que Claudio quedó con conocimiento y con tino y llamó por su celular a su novia Nayeli Reyes de donde regresaba a su casa cuando el atraco.

Fue llevado al hospital más cercano, el Juan Pablo Pina de San Cristóbal, y en la madrugada de domingo 27 trasladado al hospital de la Policía Nacional en Sto. Dgo, donde fue operado de emergencia. Fue mantenido en UCI por tres días, observando una exitosa recuperación aunque lastimosamente hubo que extirpar un riñón. La familia de Claudio no cesa en agradecer a Dios por preservarle la vida aunque lamenta la pérdida de un órgano que incompleta el número de partes de su joven cuerpo porque el maldito crimen y la delincuencia interpusieron su violencia contra él. A Claudio le robaron su paz y la de su numerosa y honrada familia, parte de ella que no paraba de llorar, indignados e impotentes por lo ocurrido y por lo cerca de la muerte que estuvo Claudio, un joven serio, honesto, decente y trabajador como sus padres Nengo  y Nena. 

Varias familias unificadas en una, desbordada en solidaridad, llamaba la atención de los espectadores presentes en ese hospital. Sin descartarlo, a Claudio no lo atracaron por ser policía, pues no andaba uniformado. Lo atracó la criminalidad y la delincuencia que arrebatan los derechos y la tranquilidad a la población. Con 24 años, y trabajando para la vigilancia y el orden ciudadanos, Claudio está vivo para contarla porque su sociedad de arriba hacia abajo se ha ido pervirtiendo, mientras la seguridad ciudadana brilla por su ausencia. Ahora solo queda esperar la recuperación total física y sicológica  de Claudio, siempre agradecido de Dios porque aunque perdió un riñón preserva la vida.

Lic. Santiago Martínez

El Nacional

La Voz de Todos