La muerte de dos jóvenes cristianos en el kilómetro de la autopista Duarte durante un supuesto intento de atraco representa otro eslabón de una ola de violencia que ha irrumpido en el país.

Antes del asesinato de Javier Hernández y José Manuel Gómez habían sido abatidos por desconocidos un coronel del Ejército en Hato Nuevo, un abogado en Palavé y un teniente también del Ejército en Villa Liberación.

Relacionado con la criminalidad está el caso del productor agrícola encontrado muerto en Moca con signos de violencia y, aunque con otras características, el caso de la joven Paula Santana.

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Al abatir a dos de los que supuestamente participaron en el asesinato del coronel Enrique Portes Díaz y del abogado Félix Alberto de Jesús, la Policía los relacionó con una banda criminal.

Se informó que Yauri Bautista Benelux y Martín Noel Jean murieron durante un intercambio de disparos con una patrulla que los ubicó en el sector Villa Esfuerzo, del Almirante, en Santo Domingo Este.

Pero el caso que de un tiempo a esta parte ha brotado una ola de crímenes que generan mucho pánico, sobre todo porque los homicidas no siempre cargan con pertenencias de las víctimas.

Es lo que dicen los familiares que ocurrió con los casos de los jóvenes cristianos, lo que abre un abanico de interrogantes. Más todavía tratándose de jóvenes dedicados a la fe cristiana. Además de la criminalidad las autoridades tienen que prestar mucha atención al perfil de los sucesos.