El Código Penal, con más de un siglo de antigüedad, cuyo proyecto de modificación y ampliación lleva de 20 años en los laberintos del Congreso, fue aprobado antier en primera lectura por el Senado, sin cumplir con el requisito de leerlo, y con el tema de las tres causales excluido.
Lo que la mayoría senatorial no pudo o no quiso hacer en casi cuatro años de gestión, pretende precipitar en solo 30 días que restan para concluir la actual gestión congresual, como si ya se fuera a acabar el mundo, o tal vez porque no hay elecciones a la vista.
Los 20 senadores oficialistas que sancionaron a la carrera esa controversial pieza, fueron los mismos que dictaminaron que no era necesario leer su contenido, con lo que en la práctica se reedita el viejo aforismo constitucional de “a verdad sabida buena fe guardada”.
Aunque la Cámara de Diputados ha sido el hemiciclo más incluyente ante iniciativas legislativas que crean oleajes de contradicciones en el seno de la sociedad, prevalece el temor de que esta vez, al ponerse la paloma, seguiría por el mismo camino trillado por el Senado.
Duele saber que el Congreso que concluye el 16 de agosto no pudo diferenciarse de otros que sucumbieron ante presiones fácticas o mediáticas y prefirieron archivar proyectos controversiales como el Código Penal para luego pretender aprobarlo de manera precipitada, sin los elementos que causan escozor.
Se requiere de alta dosis de valor, responsabilidad y buen juicio para aprobar o rechazar la propuesta sobre las tres causales en la interrupción del embarazo, lo que no ha exhibido la mayoría congresual, pese a que en tiempo pretérito el presidente Luis Abinader y el partido oficial habrían dado aquiescencia a esa iniciativa.
No sería censurable si esas tres causales fueran aprobadas o rechazadas, lo que se reprocha es que después de tanto tiempo en estado de conveniente hibernación, se pretenda a última hora resucitar un proyecto esencial para la gobernanza, al que se le extraen órganos vitales.
Ojalá no se reedite la fábula esa de que la legalización del aborto en tres únicas causales sería aprobada mediante una ley especial, sobre la cual nunca se ha redactado algún borrador, por lo que reintroducir el proyecto del Código Penal en forma tan abrupta y repulsiva como lo ha hecho el Senado, constituye una afrenta a una sociedad harta de colocarse las manos sobre la cabeza.