¿Qué Pasa?

Marley y Yo

Marley y Yo

‘Marley y Yo’, es una comedia romántica. Pero no lo es en el sentido estricto del término, o a la usanza tradicional. Es al mismo tiempo una historia sobre como levantar y desarrollar una familia –ese es probablemente el aspecto más interesante del relato– con una mascota o pet incluida; y es también una risueña, y por supuesto, ligera mirada a como hacer que un matrimonio funcione. Con todas las implicaciones que para ello la vida de hoy exige.

Eso incluye las dificultades diarias por tener ambos una carrera que seguir, y en este caso compitiendo uno contra otro; las inevitables peleas y desavenencias entre parejas, y naturalmente, el desafío diario que representa la crianza de los hijos. En este caso no uno, sino tres, y un perro Labrador que es como un miembro más de la familia.

La historia es una adaptación de un best seller autobiográfico del columnista del periódico Philadelphia Inquirer John Grogan. Los conocidos actores Owen Wilson y Jennifer Aniston encarnan a John y Jenny Grogan. Ellos dejan atrás al frío Michigan y se instalan en el casi siempre soleado West Palm Beach, Florida. Jenny es bastante diferente a John. Mientras ella es un modelo de organización y eficiencia, él prefiere las cosas fáciles y rápidas.

Aunque su trabajo en un medio local no satisface sus expectativas, la vida marcha más o menos bien para John. Las cosas empiezan a tornarse complicadas para él, y eventualmente para Jenny también, cuando ella decide que es tiempo de tener una familia, para lo cual él entiende que no está preparado, y reacciona regalándole un cachorro Labrador. Los niños, de todos modos, llegaran después. El argumento, sin embargo, no se centra tanto en ellos, sino en Marley, que comienza como un adorable cachorrito y concluye como una fuerza destructiva de unas 100 libras, capaz de engullir todo lo que se le ponga al alcance de los dientes. De las situaciones diarias que se crean alrededor de Marley, con su insaciable apetito, su tendencia destructiva y su absoluta carencia de modales caninos es que surge el humor que contiene la película. Por lo demás, el film es bastante serio.

No puede decirse lo mismo, no obstante, de su congruencia. Le sobran unos cuantos minutos, pero la película conmueve y entretiene por igual. De hecho, este es uno de esos sentimentales relatos que pueden poner a prueba la común resistencia de los hombres para  no llorar, pero en cambio, no es para nada realista. Por un lado, no se evidencia entre los dos personajes principales el paso de tiempo, lo que sí sucede con Marley, y además, es bastante cuestionable el hecho de poder llevar una vida ‘familiar’ con tres niños pequeños y una inadaptada mascota que engulle y destruye todo a su paso.

Tanto Wilson como Aniston, aunque son mayormente conocidos por sus papeles en comedias ligeras, asumen muy bien sus roles, con entereza y propiedad. El veterano Alan Arkin proporciona también verosimilitud con su profesionalismo. Sin embargo, tal vez los mayores elogios se los llevaría Marley, sino fuera por el hecho de que se utilizaron 22 perros para completar su papel.

El Nacional

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