El actor, productor y director de cine confiesa que preferiría ser más conocido como un activista de la comunidad que como actor; ha sido premiado con dos Globos de Oro, un premio Emmy y una nominación a los premios Oscar
Cuando Edward James Olmos reciba, el próximo domingo 22 de en La Caja Mágica, Madrid, el Premio Platino al Mérito, otorgado por los IV Platino del Cine Iberoamericano, muchos espectadores del ceremonial, podrían pensar que es un reconocimiento a una estrella del cine que ha participado en 101 producciones industriales, incluyendo series de enorme popularidad y películas de gran perfil industrial que marcaron época, por los que recibió dos Globos de Oro, un Premio Emmy y una nominación a los Premios Oscar.
Esa realidad es parcial.
Edward James Olmos es un ejemplo para enfrentar barreras, que parecían inaccesibles, estimulando y abriendo puertas al talento del inmigrante o las comunidades de raíces latinas, tema que hoy día toma particular importancia a la luz de la geopolítica en la nación del norte de América.
Olmos ha dicho más de una vez que le gustaría ser recordado más como un activista de la comunidad que como una figura de la estelaridad cinematográfica.
Olmos ha desarrollado una carrera de altísimo compromiso comunitario, que entre otros aspectos tiene una fase de acciones de promoción del cine latinoamericano, pero su nombre y su vida implica una existencia ejemplar en más de un sentido.
El Premio, que montan la Entidad de Gestión Colectiva de Derechos de los Productores Audiovisuales y la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales, no sólo está relacionado al cine como industria.
Son muchas las otras razones por las cuales Olmos se une al muy exclusivo círculo de otros tres actores que han recibido el Platino al Mérito: Antonio Banderas, Ricardo Darín y Sonia Braga.
Con esa estatuilla de platino, lo que se estará reconociendo es el ejemplo, un cineasta responsable de crear una conciencia nueva a o un gestor de la identidad iberoamericana en la industria y la militancia al punto de haber pagado con cárcel su enfrentamiento con las injusticias con que se ha encontrado.
Olmos pudo haber sido una estrella del cine comercial, con todo su derecho y como tantas otras, este director, actor y productor no se ha dejado adormilar por la fama y las luces del cine.
Se le premia por haber creado la Fundación Latino PublicBroadcasting, en 1998, una organización sin fines de lucro que promueve temas de importancia cultural para la población latina en los Estados Unidos.
En 1997 fue cofundador del Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles (LALIFF, puerta que dio acceso a Estados Unidos para importantes películas iberoamericanas: las mexicanas “Nosotros los nobles”; “Bajo la misma luna”, de Patricia Riggen con Kate del Castillo y Eugenio Derbez; la cubano-española “Chico y Rita” de Fernando Trueba; “Princesas rojas” de Laura Astorga; “Entre lobos” de Gerardo Olivares; la venezolana “La hora cero”, “Withoutmen”, de Gabriela Tagliavini con Eva Longoria y la muy hispana “Los abrazos rotos”, de Pedro Almodóvar.
Cada año, Olmos realiza cerca de 100 conferencias en lugares donde puede llegar a niños en riesgo: salas juveniles, centros de detención, clubes de niños y niñas, escuelas, donde quiera que pueda llevar su mensaje que «todos tenemos una opción».
Destaca en sus intervenciones la importancia de la educación, los riesgos de la vida de pandillas y trata de promover la responsabilidad de las propias acciones y la opción de disfrutar la felicidad, y para ello usa su propio ejemplo de antecedentes desfavorecidos. Su mensaje es “Si yo pude hacerlo, tú también”.