La operación Caimán, ejecutada contra el narcotráfico y el lavado de activos en abril en el Gran Santo Domingo, Distrito Nacional y, sobre todo, en provincias del sur, no ha frenado la afluencia de estupefacientes al territorio.
Hace unos días fueron incautados 335 kilos de cocaína en la provincia Peravia, que se transportaban en una embarcación, y ahora se han confiscado 556 paquetes de la droga en Barahona.
Se pensaba que con el operativo denominado Caimán, durante el cual se apresó a los supuestos integrantes de una red, a quienes se incautaron cuantiosos bienes, el tráfico de drogas en la región por lo menos se reduciría.
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Se dijo que el aparatoso operativo contó con la colaboración de la DEA de Estados Unidos y del FBI.
Como el narcotráfico no da tregua en provincias como Peravia y Barahona hay que insistir en una investigación más profunda y hasta en un cambio del método de persecución de los traficantes. No importa que el decomiso sea histórico.
Las embarcaciones se interceptan sin dar tiempo a que arrojen la mercancía para rastrear a quienes la retirarían. Sin una estructura poderosa el riesgo es inexplicable.