Opinión

Máximo Gómez y Honduras

Máximo Gómez y Honduras

Dominicanos y cubanos somos depositarios de un profundo sentimiento de gratitud y solidaridad. Máximo Gómez nos lo encomienda a través de su hija Clemencia. Tras el Pacto de Zanjón, finaliza la llamada Guerra de los Diez años (1868-1878), el General fue acogido en Honduras, con sus hijos y esposa, por el presidente Marcos Aurelio Soto.

José Joaquín Palma viajó a Jamaica, por orden el presidente Soto, para rescatarlos de la pobreza y el desamparo que les abatían en esa isla. Fue, entonces, encargado de la organización del ejército hondureño. Según Eugenio María de Hostos, el presidente Soto fue un “partidario ejemplar de la independencia de las Antillas”.

En una extensa carta firmada en 1881, en Tegucigalpa, Honduras, Gómez relata hechos que justifican su presencia en Honduras, y recomienda a Clemencia: “Procura, hija mía, en todo el curso de tu vida, buscar siempre la ocasión de corresponder, de un modo digno para ti y para ellos, con afectuosa gratitud a los beneficios recibidos.” Concluye su carta con estas palabras: “dirige tus hermanos al mismo fin y yo lo bendeciré desde la mansión donde me encuentre, cuando los deje aquí para reunirnos después”.

Refiere, no sin antes mostrar su desengaño por la llamada “Paz del Zanjón”, que el Presidente De Soto lo recogió como un triste despojo de un ejército que combatió por la libertad de un pueblo. Me dio la colocación en su patria; me ha colmado de consideración y, debido a tan franca y generosa protección, nuestra situación cambió, y abandonando la colonia, hemos venido a vivir en la República, con un pueblo de Hermanos “.

Transcribo de la Gaceta de Tegucigalpa, la No. 42, del 22 de abril de 1879, reproducido a su vez en el Boletín de la Biblioteca y Archivos Nacionales, de la capital hondureña, fechado el 1 de enero de 1939, acerca de los honrosos servicios prestados al Ejército de Honduras. Copiamos: “Secretaria General del Gobierno Constitucional / Tegucigalpa, febrero 13 de 1879/ En consideración a los méritos por honradez, valor y lealtad, contraídos en su carrera militar, el General Don Máximo Gómez, y atendiendo a las buenas disposiciones que lo animan a favor de la Republica; por tanto, el Presiente acuerda conferirle el grado de General de División del Ejército, y en consecuencia, por la Secretaría de Estado en el Departamento de la Guerra, se le extienda el correspondiente despacho. /Rubricado por el Presidente”.

Establece Gómez, sin embargo, una insalvable distancia entre la gratitud que debe a Soto y el respeto con que, también, le corresponde honrar al pueblo Honduras. De ahí que decidiera apartarse del Gobierno, para no prestarse “como instrumento a servir a políticas personales, tan generalizadas en Centro América”.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación