Acceder a un microcrédito formal no es solo una transacción financiera: es “oxígeno puro” frente a la asfixia que imponen la usura y las tasas desmedidas de prestamistas y financieras informales
Santo Domingo.-En un país donde emprender muchas veces significa sobrevivir, las microfinanzas formales se han convertido en un verdadero respiro para medianos, pequeños y microemprendedores de República Dominicana.
Acceder a un microcrédito formal no es solo una transacción financiera: es “oxígeno puro” frente a la asfixia que imponen la usura y las tasas desmedidas de prestamistas y financieras informales, que por años han atrapado a familias enteras en ciclos de deuda impagable.
Tal fue el caso de Josefina Martínez, quien narró a El Nacional su vivencia cuando hace tres años decidió emprender con un centro o salón de belleza, en el sector Palma Real del Distrito Nacional. La joven de 34 años explica que tomó un préstamo con alta tasa que, según ella, “fue un calvario”.
“Por vía de una amiga fui a un prestamista a buscar dinero (crédito) para completar lo que necesitaba para el negocio. Me lo dieron a un 20% y tenía que dejar algo de valor que fuera de garantía, a parte de un garante… ese fue uno de los errores más grandes de mi vida: no te podía atrasar ni un día, cobro compulsivo, una llamadera a cada rato, fue un calvario”, expresa.
La escena de Martínez se repite en barrios urbanos y comunidades rurales: colmados levantados con sacrificio, talleres improvisados, peluquerías de hombres en una galería, pequeños productores agrícolas que apuestan todo a una cosecha.
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En esos espacios socioeconómicos, las microfinanzas han abierto una puerta a la inclusión financiera, ofreciendo capital con reglas claras y acompañamiento, algo impensable para quienes históricamente han quedado fuera del sistema bancario tradicional.
Para Gonzalo Rodríguez, presidente del Consejo de Fundaciones Americanas de Desarrollo (Solidarios), el desafío no es menor. Explica que la usura y el financiamiento informal de alto riesgo han sido por décadas una trampa para el microemprendedor.
“Estos son préstamos sin regulación, con intereses abusivos, que terminan estrangulando cualquier intento de progreso”, advierte. De ahí la importancia de crear alternativas que rompan con ese modelo excluyente y depredador.
Desde la perspectiva institucional, el impacto es tangible. Pavel Isa Contreras, director del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) en República Dominicana, subraya que “los microcréditos bien diseñados permiten que los emprendedores inviertan, generen ingresos sostenibles y mejoren su calidad de vida, al tiempo que fortalecen el empleo de calidad y la resiliencia del emprendimiento”. Es decir, no se trata solo de prestar dinero, sino de sembrar oportunidades reales de crecimiento.
Peso mipymes
El peso real de este sector explica por qué es tan decisivo. Según datos del Banco Central dominicano, las medianas, pequeñas y micro empresas (Mipymes) ya superaban las 400,000 al cierre del 2023. De esa cifra las micro representaban el 94.2%, es decir, alrededor de 380,433 establecimientos.
Por otro lado, el BCIE señala que las mipymes representan el 98 % del tejido empresarial dominicano, generan el 61.6 % del empleo nacional —más de tres millones de puestos de trabajo— y aportan el 32 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Obstáculos y retos
El camino no está libre de obstáculos, señalan los expertos Pavel Isa Contreras y Gonzalo Rodríguez. Explican que todavía muchos microemprendedores operan en zonas donde la falta de estructura, servicios básicos, conectividad o seguridad limita el desarrollo de sus iniciativas.
Sobre este punto, Isa Contreras reconoce que “el acceso al financiamiento debe ir acompañado de condiciones mínimas: infraestructura, servicios y capacitación. Sin eso, el potencial del microemprendimiento se ve seriamente restringido”, dijo.
Premios
En este contexto surgen los Premios BCIE–Solidarios, concebidos como la principal plataforma para visibilizar y fortalecer este tejido productivo. Más que un reconocimiento simbólico, el programa se ha convertido en una herramienta estratégica para acompañar a los emprendedores antes y después del proceso, introduciéndolos al espectro formal y preparándolos para sostener y escalar sus negocios con miras al futuro.
El alcance del programa es amplio y diverso. Su impacto es geográfico y social: abarca zonas urbanas y rurales, hombres y mujeres. Para 2026, se proyecta una evaluación específica en zonas fronterizas.
“Son capacitados en tres etapas; todos los postulantes completaron módulos en educación financiera, motivación al éxito y gestión del negocio. Las capacitaciones son para garantizar el retorno de las inversiones en los emprendimientos”, explica Rodríguez.
Los números respaldan el esfuerzo. Desde 2021, el programa ha recibido más de 3,500 postulaciones y ha premiado a 306 microempresarios de República Dominicana y la región, incluidos los 18 galardonados este año.
Isa afirma que solo en la edición de 2025 se recibieron 200 propuestas vinculadas a inclusión financiera, en categorías que van desde microempresa familiar, producción y comercio innovador, turismo y artesanía, desarrollo agropecuario e impacto ambiental, hasta gestión institucional de inclusión financiera.
Estas fueron acompañadas por entidades como Banco Adopem, Banfondesa, Fundación Dominicana de Desarrollo (FDD), Banco Ademi, CoopAspire y ALNAP.
El mensaje es claro: fortalecer las microfinanzas no es un acto de caridad, sino una apuesta estratégica por mayores oportunidades.
En ese sentido, el BCIE ya mira más allá de las fronteras dominicanas, con la meta de expandir esta experiencia a otros países de Centroamérica donde opera.
“La meta también es llevar esta inclusión hacia otros países por eso el premio no se limita a RD”, expresó Isa.
En Números
94.2 %
Microempresas
De acuerdo al Banco Central dominicano, las mipymes superaban los 400,000 establecimientos en el país, de las cuales las microempresas representaban el 94.2 %. Es decir, alrededor de 380,430.
