La República Dominicana aparece constantemente como uno de los países con las carreteras más peligrosas del mundo, y mientras la AMET y el Congreso siguen soñando corregirlo con leyes y educación, la verdadera solución a esa horrible situación es y seguirá siendo de dinero. El ajuste del peaje es un paso en la dirección correcta para mejorar nuestro mortífero sistema de carreteras, y sería una irresponsabilidad no solo de los usuarios sino de los mismos sindicatos de choferes protestar una medida que, en principio, va a tender a favorecer su propia seguridad.

Uno de los pasos más importantes a tomar para la reducción del número de muertes en nuestras carreteras, es acondicionarlas, renovarlas y extenderlas hasta hacerlas razonablemente seguras de transitar, en adición a la implementación de sistemas de prevención, asistencia y auxilio en caso de accidentes, así como establecer mecanismos de ejecución y cumplimiento de las leyes de tránsito ya vigentes, pero eso no va a ocurrir de gratis.

Como usuario del sistema de carreteras de este país me resulta de vital importancia que manejar sobre estas no constituya una ruleta rusa apostando a las estadísticas de muertes en accidentes de tránsito. Y me resulta inexplicable que sindicatos de choferes, quienes deberían ser los primeros en velar por la seguridad de sus miembros quienes son los que se lanzan a esas carreteras diariamente, sean los primeros en protestar una medida notoriamente necesaria.

Las autoridades pueden tomar medidas para distribuir el impacto de los aumentos para no afectar de manera desproporcional a personas que deben cruzar los peajes en el curso ordinario de su día sólo para asistir al trabajo. Para ello pudieren aumentar la cantidad de puntos de peaje y distribuir el costo dependiendo de la distancia, ya que no pareciere justo que aquellos que usan la carretera desde Villa Altagracia hasta Santo Domingo paguen lo mismo que los que la usan desde Santiago hasta Santo Domingo o en cualquier uso aplicable. Pero, por supuesto, poder implementar algo de este tipo tampoco sería gratis.

Siendo francos, las cifras de muertos por accidentes de tránsito en la República Dominicana es una vergüenza nacional que debe ser atendida con notoria urgencia por la carga social y económica que nos representan. Pero debemos estar conscientes que las soluciones para enfrentar esta problemática van a ser costosas, y será imposible implementarlas con un ridículo peaje de RD$30 por cientos de kilómetros de carretera.

El ajuste anunciado a los costos del peaje no constituye un aumento de los mismos puesto que este mantendría un costo real muy por debajo de a cuando este fuera originalmente fijado en RD$30, por lo que lamentablemente el ajuste va a quedar notoriamente por debajo de lo necesario para producir los cambios necesarios. Pero esto si brinda una oportunidad de aprovechar los cambios positivos que se vienen dando en la administración de nuestras carreteras y quizás por primera vez los usuarios podamos palpar resultados positivos de los gastos que hacemos en este tipo de servicios, para recuperar credibilidad y confianza.