Editorial

Negligencia

Negligencia

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos informó ayer la presencia de la fiebre porcina africana en República Dominicana, comprobada a través de muestras recolectadas en cerdos criados  en el país, por lo que  se dispuso prohibir  el ingreso de ese producto a territorio  estadounidense.

Si no fuera por ese diagnóstico, todavía la Dirección de Ganadería y el Ministerio de Agricultura mercadearan la falsa versión de que la muerte de decenas de cerdos en Montecristi y Dajabón se debe a mal manejo de las granjas por parte de porcicultores.

La fiebre porcina africana es una enfermedad  contagiosa y letal que llega a  afectar al 100% de la población de cerdos de un territorio, que mueren a causa  de síntomas diversos como vómitos, diarrea, conjuntivitis, fiebre alta, incoordinación y muerte súbita.

Durante muchos días, porcicultores de  la frontera  norte denunciaron una rara  enfermedad que causa la muerte de  decenas de cerdos, pero las autoridades  minimizaron  la situación bajo los argumentos de que los animales no eran bien atendidos en las granjas, no recibían los medicamentos de rigor.

Después que el Laboratorio de Diagnósticos del referido departamento estadounidense certificó la presencia de  esa peste en República Dominicana, la Dirección de Ganadería dispone un cerco sanitario en Dajabón, Montecristi y Sánchez Ramírez, como si  con eso se pudiera ocultar la inaceptable negligencia.

En febrero de 1979, el Gobierno dominicano dispuso el sacrificio de toda la población porcina, estimada en un millón 400 mil cerdos, debido a que fue detectada la peste  que rápidamente se extendió por todo el país. La enfermedad apareció en Haití en diciembre de ese año y se dice que todavía está presente.

Más de 40 años después de esa tragedia, el Ministerio de Agricultura y la Dirección de Ganadería incurren en inobservancia en la aplicación de protocolos preventivos contra esa enfermedad, y lo que resulta peor, no indagaron siquiera la posibilidad de que haya resurgido aquí esa enfermedad.

¿Cómo es posible que después del desastre de 1979, Agricultura no disponga de laboratorios con tecnología para detectar la fiebre porcina? ¿Cómo es posible que no se haya tendido un cordón fitosanitario en la frontera? Aunque se dirá que la peste  está controlada o que  constituye una situación aislada, alguien debería responder por  tanta negligencia o descuido.

El Nacional

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