Opinión

No lo creo

No lo creo

No, no creo que al Estado le importe que la violencia basada en el género ya se haya llevado de encuentro a más de 57 dominicanas en lo que va de este año. Y mucho menos creo que le duela eso a los partidos políticos y a sus militancias. No, no me lo creo!

Puede ser que estén un tanto asustados porque la progresión de crímenes por violencia contra las mujeres es alto y ha desatado comentarios de toda clase, lejanos a la percepción empeñada en cambiar un panorama que ya no se resiste. Pero nada más que sobresalto, sin turbación, ni miedo, y tampoco asombro, y mucho menos, alarma. Qué va! Ni me lo creo!.

Y es entendible, que para angustiarse por tanta mujer asesinada solo por ser mujer, habría que empezar por respetarlas y quererlas, y en nuestro país, eso no sucede, las dominicanas no dolemos al Estado y sus allegados. Demasiados ejemplos, muchos escondidos debajo de las alfombras, como la basura en las casas.

Porque no nos quieren, no existen registros confiables; ni prisas en establecer presupuestos transparentes y necesarios; ni planes de prevención primaria que eviten que los hechos ocurran; ni la mínima inversión que precisa un desmonte sociocultural de tanto machismo trasnochado. (Que por cierto, todo eso es violencia contra las mujeres desde el Estado).

Y no se quieren a las mujeres desde que son niñas, inocentes y despertando a la vida. Solo ver el abuso que se comete con las niñas dominicanas, físico, emocional, sexual, hasta que, obligadas a “no ser señoritas”, toda la sociedad las desecha, hasta sus propias madres y padres.
Una niña abusada “es viva”, “sabe demasiado”, “provoca y corrompe a las otras”, y se convierte en “propiedad de todos”, y así piensa el imaginario.

A una niña abusada, “hay que ponerla en puesto” y para eso, entregársela a su mismo violador. Y eso es el principio y el fin de la historia de muchas dominicanas.

Y sus perfiles, de abusadas, están plagados de dudas sobre ellas desde entonces: si provocan, si se lo buscaron, si se quedaron en una relación violenta porque quisieron.

¡Pobres dominicanas muertas por ser mujeres! Estas 57 y tantas que ya murieron y tantas que morirán. Porque los discursos de elecciones ya se terminaron y el dinero también.

Y la doble moral instalada, realizará campañas donde se choquen funcionarios y funcionarias por mostrar camisetas alusivas y caras compungidas.

No, no puedo creer que al Estado le importen las dominicanas.

El Nacional

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