¿Sorpresa? No, ninguna.
Juan Luis
Seliman Haza
s.seliman@codetel.net.do
Minou Tavarez Mirabal ha renunciado de su militancia en el Partido de la Liberación Dominicana, PLD, y lo hizo sin estridencias, mediante una escueta y hasta desabrida cartita dirigida a su presidente, el Dr. Leonel Fernández Reyna.-
A ella le comprendo. Aun siendo una mujer todavía joven, Minou viene de una camada de dirigentes que estaban decididos a seguir los principios, lineamientos políticos y el ejemplo de vida de aquel olvidado viejito que en vida se llamó Juan Bosch y Gaviño.-
A esa muchacha se le ve la frustración en su hermoso rostro, pero a diferencia del acomodado silencio de un montón de sus compañeros de luchas, ella ha tenido la valentía de ponerle el cascabel al gato, sencillamente se hartó, se negó a seguirle el juego a la cúpula de su Partido, quienes cuales “hijos de Limbert”, (no por perdidos, si no por desviados), hace años renegaron del ejemplo del impetuoso Profesor.-
La memoria de Juan Bosch es digna de mejor suerte, ya que la estrategia de repetir su nombre con simulada emoción, o el hecho de ponerle su nombre a eventos, congresos, salones, locales, comités intermedios, o erigir bustos con su imagen, no es más que una calculada burla a los inteligentes y un cruel alimento para consumo de los menos favorecidos de la fortuna. Es una farsa de lesa patria.-
Aprovecho la oportunidad para destacar mi desagrado ante las expresiones de “normalidad” de Reynaldo Pared Perez y Doña Ligia Amada Melo, ante la dimisión de Minou Tavarez Mirabal del PLD.-
Creo firmemente que la situación allí no es tan simple o “rutinaria”.-
Minou es más importante que eso.