El pueblo votó masivamente por el presidente Luis Abinader, y así lo hizo para reconocer el esfuerzo titánico del primer mandatario, tras recibir un país en plena pandemia. Pienso que premió además su honestidad.
El país se aboca a cuatro años sumamente difíciles y pensar en un milagro económico, sería una insigne ingenuidad, pues ya alcanzamos en deudas, casi el 60 por ciento del PIB, lo cual dificulta notablemente elevar el ya bajo nivel de vida de los dominicanos.
Los dominicanos votaron por Luis Abinader, no necesariamente por todos sus funcionarios, algunos de los cuales, mantienen la misma actitud arrogante frente a los compañeros de la base. Es hora de que el reelecto presidente establezca prioridades para que pueda relanzar su gobierno exitosamente.
Su idea del consenso, aun y teniendo amplia mayoría en ambas cámaras, es sabia, mas no aplicable, pues los partidos de oposición, sobre todo, la Fuerza del Pueblo y su líder Leonel Fernández, ya marcaron distancia y sólo buscan un pequeño pretexto para llamar nuevamente a la plaza de la bandera.
El jefe del Estado se ha decantado por una reforma fiscal y una reforma a la Constitución de la República. Si fuera asesor del presidente Abinader, le diría textualmente:’’ No es el momento para hablar de reforma a la Constitución. Sería buscar fisura a destiempo.
Las prioridades son dos y nada más por el momento: Reforma fiscal y establecer tempranamente la regla de juego para garantizar la elección del candidato presidencial de ese partido, sin trauma, pues cualquier fragmentación, podría enviarlos a la oposición. No habrá discurso que detenga la lucha interna por esa candidatura entre Guido Gómez, Faride Raful, Eduardo Sanz Lovatón, Carolina Mejía, Wellington Arnaud y David Collado. Esa es la naturaleza de la política.
Como aquel famoso cuento: ‘’ El Cuervo’’ de Edgar Allan Poe, muchos musitarán al oído del presidente para que quite de la Constitución el ‘’Nunca jamás’’.
Por: Ramón Rodriguez
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