SANTIAGO.- Un obrero admitió haber echado veneno a una batida de zapote con fines suicidas, pero que parte de ella fue ingerida por su suegro, ignorando la situación y quien murió cuando recibía atenciones médicas en el hospital Presidente Estrella Ureña, de aquí.
La confesión fue hecha ayer por Rafael Antonio García a investigadores de la Policía que lo interrogaron en su lecho de un centro médico privado de esta ciudad, donde se encuentra en calidad de detenido.
El hecho que provocó la muerte de Isidro Manuel Ovalles Santos ocurrió el sábado en el municipio de Villa González, resultando intoxicados García y su mujer Nieves Carolina Ovalles, hija de la víctima.
Desde su lecho del centro asistencial donde se recupera, García relató que, agobiado problemas económicos, compró una batida y dos tostadas y que de camino a su casa se detuvo, le agregó una sustancia tóxica, continúo su ruta y después que estaba en la casa, las dejó encima de la mesa del comedor.
Agregó que de inmediato salió al colmado a comprar un refresco, y que en ese momento llegó su suegro Isidro Manuel Ovalles Santos, a quien su hija Nieves le brindo batida y tostada, ignorando que el líquido contenía veneno.
Dijo que cuando su pareja sentimental y él estaban solos, tomaron de la batida, pero que ignoraba que su suegro había ingerido parte de la misma, ya que se había marchado de la casa, y dos horas después falleció.
La Policía informó esta mañana que espera la total recuperación de García para someterlo a la justicia.

