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Obscenidades en medios

Obscenidades en medios

Pablo del Rosario

Las vulgaridades que se escuchan por radio y televisión “horripilan y meten miedo de verdad”, como dice la vieja canción “El Ratoncito Miguel”. Da la impresión de que ese sector no está regulado por las autoridades, y que los que incurren en tales insolencias no sienten ningún respeto por la audiencia.

Vivimos un proceso de degradación tal, que la niñez ha perdido su inocencia; los adolescentes gracias a la internet y la redes sociales pueden competir con cualquier adulto. Es execrable que contribuyamos al deterioro de la moralidad y el decoro de nuestra sociedad, a través de la radio y la televisión nacionales.

En mi tiempo de adolescente viajaba en guaguas públicas, y en cada una de estas había un letrero con letras bien grandes que decía: “Abstengase de proferir palabras obscenas”. Ya han transcurrido varias décadas, y aun pervive en mi memoria esa sencilla pero importante lección. En esa época era impensable que un locutor profiriera por radio o televisión una palabra obscena. Recuerdo que un narrador de pelota al terminar un juego que se prolongó más de lo normal, cuando narró el último out, dijo: “se acabó esta vaina”.

La sanción no se hizo esperar, le cerraron la emisora.
Existen instituciones públicas con cuantiosos presupuestos, que bien podrían ocuparse de monitorear las trasmisiones de radio y televisión, a fin de establecer sanciones a los responsables de violar la Ley General de Telecomunicaciones No.153-98-INDOTEL, con la severidad que amerite la infracción. Es necesario detener la descomposición moral y cultural que nos invade, ya no solo desde el exterior, sino también en el plano local.

De continuar la lenidad se caerá en una situación de descrédito y arrabalización tal, que la audiencia preferirá otros medios.