Ayer Venezuela estrenó una nueva Asamblea Nacional donde por primera vez en 17 años el chavismo estará en minoría, abriendo una pequeña ventana de esperanza para el cambio en ese país. La debacle del chavismo siempre fue tan predecible como su eventual reacción a la misma, ya que es tanto lo que puede hacer un gobierno para centralizar todo el control de la economía en sus manos hasta que todo se rompe. Ahora que el chavismo inicia su inexorable camino hacia la irrelevancia política es importante que todos aprovechemos las pequeñas lecciones que nos deja.
Nuevamente queda demostrado que la nacionalización de las industrias llevan al fracaso. No obstante estar parada sobre la reserva de petróleo más grande del mundo, luego de la nacionalización de su industria petrolera, Venezuela ha visto como su producción diaria de petróleo se desploma justo cuando sus “socios” de la OPEP han entrado en una guerra entre ellos para acaparar más mercado aumentando su producción. Años de la mala administración en PDVSA y el desvío de sus ingresos en gastos ajenos a su negocio garantizan que le crisis del petróleo venezolano permanecerá siendo un enorme costo para los venezolanos por muchos años más, lo que es agravado por la caída de los precios. Todo lo otro con la gravante de que la nacionalización adicional de las telecomunicaciones, la producción de cemento y la electricidad entre otras industrias ahuyentó la inversión extranjera directa poniendo presión sobre su tasa de cambio.
Los ejemplos de como el control de precios no funciona y solo conlleva a escasez y disrupciones en el curso ordinario del comercio sobran, pero Venezuela nos refrescó la memoria con su fallido programa para controlar los precios de los productos de la canasta familiar. La escasez del papel de baño siempre será alegórica de esta política fallida que creó filas en los supermercados venezolanos y obligó a su Gobierno a imponer la racionalización de los productos.
Siendo justos, el control de los precios no fue lo único que incidió sobre la escasez, sino que esto ha estado acompañado en su fracaso con los controles de capital, en especial para la compra y venta de dólares que secó a los importadores venezolanos de liquidez para poder seguir realizando sus negocios, incentivó a que Venezuela entrara en la hiperinflación y que el valor del bolívar venezolano en el mercado negro se desplomara, y ni hablar con la ridícula imposición de dos tasas distintas de la moneda como la lleva el Banco Central de Venezuela.
El hundimiento de Venezuela en esta crisis económica era totalmente predecible y era bien sabida por todo el que tuviera dos dedos de frente, lamentablemente muchos venezolanos votaron por ella. Mi único lamento es que Chávez no esté vivo para ser testigo de lo que creó.