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Orto-escritura

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Puerta: ¿la abertura o la pieza que tapa la abertura?
No se trata de un asunto tan complejo como “ser o no ser”, planteado por William Shakespeare en su drama Hamlet. Tan poco es comparable a determinar el destino final de las almas que se han apartado de sus cuerpos, como exclama el poeta Amado Nervo: “¡Qué noche tan callada, qué limbos tan inciertos! ¡Oh! Padre de los vivos, ¿a dónde van los muertos, a dónde van los muertos, Señor, a donde van?”.

En conversación entre amigos, que casi siempre son buenas, surgió un infrecuente interrogante: ¿Cuál es la puerta, el hueco que sirve para entrar y salir o es la parte que tapa el hueco?

La puerta se abre y se cierra, pero la puerta también se instala, se cae, se compra, se fabrica, se desmonta, se pinta, se cambia.

Cuando la puerta se abre queda dicho que el armazón que la cubre ha sido movido hacia un lado para dejar libre la abertura y por tanto se puede entrar y salir. Pero instalar una puerta es labor de carpinteros que colocan una pieza que cubre el hueco.

El objeto que se coloca en la puerta – que también llamamos puerta- puede ser de madera, de cartón, de cristal o de metal, ya que su constitución y calidad dependen de la edificación donde se vaya a colocar.
Cuando cae una puerta o alguien derriba una puerta se habla del objeto, por lo común rectangular, soportado por bisagras que se instala en el acceso de un local o habitación. El hueco por el que entramos nunca se cae, nadie lo derriba, no se traba, no se condena.

Por igual, cuando la puerta se cierra es porque ha sido movida por alguna fuerza, si no es eléctrica, debió intervenir el viento, pero como el vacío es inmóvil, el viento solo zarandea la hoja material, tangible, que cubre el hueco cuando se cierra.

“La puerta se cerró detrás de ti / y nunca más volviste a aparecer, /ejaste abandonada la ilusión/ que había en mi corazón por ti”. Así canta Lucho Gatica en un bolero, repetido por otros artistas. Ahí tocamos el valor simbólico de la puerta, expresado también en la apertura de la misma: “Las puertas están siempre abiertas para usted”. Y se extiende hasta la suprema expresión que envuelve la dicotomía “puertas del cielo” y “puertas del averno”.

La puerta puede ser una vía de escape: “Burló la vigilancia y salió por la puerta trasera”. También un valladar: “La corrupción se detiene en la puerta de mi despacho”.

Si alguien destroza una porción de una pared para permitir acceso a su vivienda o empresa ¿ha hecho una puerta? ¿O esperará que vengan los herreros a colocar un armazón de hierro que correrá hacia un lado según que se quiera permitir o impedir el paso?.

Les transcribo lo que al respecto expone el Diccionario de la lengua española. Forme usted su respuesta a las preguntas planteadas:

Puerta (Del latín porta).1. f. Vano de forma regular abierto en una pared, una cerca, una verja, etc., desde el suelo hasta una altura conveniente, para poder entrar y salir por él. 2. f. Armazón de madera, hierro u otra materia, que, engoznada o puesta en el quicio y asegurada por el otro lado con llave, cerrojo u otro instrumento, sirve para impedir la entrada y salida, para cerrar o abrir un armario o un mueble.

3. f. Agujero o abertura que sirve para entrar y salir por él, como en las cuevas, vehículos, etc. 4. f. Entrada a una población, que antiguamente era una abertura en la muralla. 5. f. Arco de triunfo, erigido en el lugar donde hubo una antigua puerta (? entrada a una población). 6. f. En el fútbol y otros deportes, portería.

El Nacional

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