Opinión

Pacto PRM-PRSC y 2

Pacto PRM-PRSC  y 2

La consideración de variables de naturaleza ética es algo que no debe aplicar en el campo de las alianzas políticas. Deben ser valoradas como tácticas para alcanzar propósitos. Concretizados estos, es el momento de determinar si tales acuerdos valieron la pena. A la hora del ejercicio del poder, podrá confirmarse si el objetivo era obtener las riendas del Estado para beneficio de las mayorías, o se ha tratado del reparto al que se han reducido las alianzas entre nosotros.

¿Acaso puede alegarse que los resultados deficitarios de los gobiernos del PLD han sido consecuencia ineludible de su ascenso al poder mediante una alianza política con Joaquín Balaguer? Afirmar eso sería despojar de responsabilidad a quienes defraudaron el compromiso que tenían de demostrar al país y a quienes apoyaron esa sorpresiva decisión, que el criterio que la determinó era la utilización del caudillo reformista para desde el gobierno aplicar los postulados de Bosch y no al contrario.

En el caso que nos ocupa, ese es el reto de Luis Abinader de alcanzar la presidencia, probar que se justificaba lo que ha cedido, cuya cuantía no puede criticarse si se recuerda que era esa su ventaja competitiva, su fortaleza para alcanzar lo perseguido frente a un rival portentoso como el gobierno.

Dada la escasa estructuración nacional del PRM y su debut en términos electorales, la alianza le proporciona experiencia en esas tareas y, lo más importante, una representación técnica ante la JCE, tan importante para defender sus intereses.

Faltaría por ver es si las inevitables pérdidas de candidaturas, o el requerido abandono de aspiraciones de sus dirigentes no van a producir crisis y, por el contrario, actuarían en función de perseguir la meta principal.

Para las ofertas alternativas, lo ocurrido constituye un golpe a sus expectativas de crecimiento porque se incrementará la polarización que dejaría mal parado a quienes no se inserten en uno de los polos con capacidad de competencia. Al preferir correr su suerte, en la hipótesis de una segunda vuelta, que es lo probable, se exponen a que su porcentaje se incline por esta opción sin necesidad de establecer alianza formal porque la vocación natural de sus seguidores es votar contra el PLD.

El PRM, pese a intentos de amortiguar sus efectos, ha jugado bien con esta alianza que aumenta sus posibilidades y lo consolida como la fuerza capaz de encabezar el cambio que un segmento poblacional considera imprescindible.

El Nacional

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