A pesar de la llegada de más soldados de Jamaica y Belice para combatir las pandillas de facinerosos en Haití, el panorama en la nación es todavía difuso.

Persiste la zozobra creada por las bandas, las que pese al despliegue de fuerzas de los dos países y de Kenia controlan una buena parte del territorio.

Pero la llegada de los soldados, aunque sea a cuentagotas, representa un auspicioso mensaje sobre el interés de la comunidad internacional, sobre todo de Estados Unidos, en la estabilidad del territorio.

Antes de la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, el primer ministro haitiano Garry Conille, había reclamado el despliegue de más militares y recursos para restaurar la seguridad y el orden en la nación.

Puedes leer: Mauricio Báez: Ejemplo servicio

Blinken no solo reconoció las precariedades del Gobierno haitiano, sino que demandó más cooperación internacional para evitar que la misión de paz se frustrara.

Ante los pocos avances alcanzados desde el despliegue de los primeros 400 soldados kenianos la población ha perdido la esperanza.

Solo con el despliegue de más soldados y la cooperación internacional el panorama puede despejarse. Y si se suplen a tiempo los recursos para cubrir las necesidades de los militares y se les suministran los equipos que se requieren en la lucha.

Aunque el Gobierno tiene otros problemas, entre los cuales figuran los casos de corrupción que se han denunciado, la inseguridad y la ingobernabilidad son por ahora los principales.