Expresaba Aristóteles, que el ser humano es un zóon politikón, «animal social» o más exactamente “animal político”, en capacidad de relacionarse y organizarse en sociedad, pero que a diferencia de los animales inferiores, que socializan, tiene el privilegio de ejercer la actividad política.
Pues resulta que uno de los mayores errores en la política es subestimar al adversario, y esos yerros se agigantan cuando este es dueño del poder absoluto, como ocurre con el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). El tema de la inmigración haitiana y la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional (TC) están siendo usadas por los que detentan el gobierno, para sacar de discusión temas que motorizan la lucha social.
Hace algún tiempo que la élite del poder viene aplicando las recomendaciones del manual de programación social, “Armas silenciosas para guerras tranquilas”, de la autoria del británico William Cooper.
Esos conocimientos aplicados a la sociedad tienen el propósito de “divertirla” con problemas creados por la élite política y luego ofrecer el remedio, mediante el método denominado “Problema-reacción-solución”.
Con la discusión sobre la presencia haitiana en el país, el gobierno, atrapado por la crisis económico-social, ha logrado sacar las castañas del fuego, buscar oxígeno y desarrollar su estrategia política.
El presidente Danilo Medina, que pronto cumplirá la mitad de su gestión, ha sepultado el debate, por ejemplo, de la corrupción de Estado, el saqueo de los recursos naturales y sus promesas políticas incumplidas. Con la sentencia 168-13 del TC, los que nos desgobiernan han logrado frente a una parte de la sociedad, mediante mucho circo y nada de pan, erigirse como firmes defensores de la independencia y soberanía.
Anulfo Mateo Pérez
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