Por los múltiples casos de corrupción, contrabando, fraude cibernético, narcotráfico, trata de blanca y lavado de dinero, se diría que una parte de la sociedad dominicana canjea valores éticos y morales por la ostentación y el lujo efímero que provee la comisión de esos crímenes y delitos.
Tal parece que los bíblicos pecados capitales: ira, gula, soberbia, lujuria, pereza, avaricia y envidia se acentúan en el tuétano social, si se toma en cuenta que los expedientes presentados hasta ahora por el Ministerio Público reflejan en no pocos imputados esas falencias humanas.
El fraude por cientos de millones de pesos perpetrado a través de la clonación de las tarjetas del programa Supérate que subsidia con mil 600 pesos mensuales a familias en situación de pobreza extrema, es un ejemplo de desenfreno moral, en el que se emplea tecnología para robar dinero destinado a los pobres.
En esa aborrecible actividad criminal participaron individuos con acceso al ensamblaje técnico y administrativo de ese programa, dueños y empleados de colmados, en algunos de los cuales llegaron a robar hasta 20 millones de pesos en cuestión de horas.
Integrantes de otra banda desmantelada por las autoridades están imputados de operar una red cibernética a través de la cual ejercían chantaje y estafa contra ciudadanos dominicanos y extranjeros, además de introducir y lavar millones de dólares provenientes del narcotráfico.
Se menciona el caso de una imputada en cuyo último empleo devengaba un salario de $4,000 mensuales, pero al cabo de poco tiempo disponía de 17 tarjetas de crédito, una veintena de cuentas bancarias y once préstamos personales, lo que se asocia a la avaricia.
La pérdida de valores se expresa en la exhibición, por imputados de extorsión, estafa y lavado de dinero, de lujosos inmuebles y vehículos de alta gama, así como los decomisos de millones de dólares provenientes del narcotráfico que se intentaron introducir por las aduanas
Los expedientes de prevaricación en los que se involucra a funcionarios del anterior gobierno y de la actual Administración deben incluirse entre los tumores que provocan la acentuada crisis moral que convulsiona a la sociedad dominicana, al acentuarse el criterio de que el objetivo debe ser exhibir ostentación y riquezas, sin importar si se obtiene a través de la comisión de repugnantes crímenes y delitos.