Los frecuentes decomisos de cargamentos de drogas en Peravia, Barahona y Pedernales sonaban la alarma sobre una estructura poderosa en la región sur relacionada contra el narcotráfico.
La sospecha que despertaban los decomisos se confirmó con la segunda fase de la Operación Caimán que incluyó unos 38 allanamientos simultáneos en varias comunidades y Santo Domingo Este.
La participación de la DEA y del Comando Sur de Estados Unidos expresa la dimensión de la estructura que según las autoridades se dedicaba al narcotráfico, lavado de activos y otras acciones ilícitas.
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El operativo, coordinado por el Ministerio Público y la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), se realizó por aire, mar y tierra para evitar que los sospechosos pudieran escabullirse.
Además de la detención de un peruano, cuatro colombianos y seis dominicanos se dijo que en la pesquisa se ocuparon armas de fuego, dinero en efectivo y equipos de comunicación.
Las autoridades tienen el reto de llegar hasta las últimas consecuencias, pues es obvio que una estructura tan fuerte siempre cuenta con contactos en las alturas del poder.
