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Pensar y hacer como los chinos

Pensar y hacer como los chinos

Nadie puede prescindir en estos tiempos de los productos hechos en China, porque están esparcidos en el mundo.

Donde leí que los verbos chinos carecen de tiempo, pensé en que todo lo que fabrican viene con fecha de caducidad, según sus compradores, en los que me incluyo, y de su calidad mejor ni hablar, pues nadie puede prescindir, en estos tiempos, de no consumir productos made in China, so pena de pasar por extraterrestre.

Lo anterior no lo podría explicar, aunque me esforzara. Pero llega a mi cabeza, que lo que se afirma y no se pueda demostrar y mucho menos tener una idea, es como si se cayera en el vacío, empujado por sí mismo, pero el vacío no es un verbo, pero si guarda todos los verbos, sustantivos, adjetivos y un largo etc. inimaginables.

El lector de textos allegados a la sociedad china y sus filósofos antiguos, que todo el mundo conoce, con una leve cultura general, como Confucio, Chuang Tse, Lao Tse, que encierran la sabiduría en un esplendor frío y equilibrado, con una claridad por analogías y sino por analogía con una estructura de rompecabeza, a la hora de someterlo al raciocinio del pensar occidental, para no decir caribeño para el ejercicio del pensamiento.

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Ahora que pensar en China Continental puede convertirse en sentirse en artefactos de China, como nos ven ellos ahora mismo a los de este lado allende al mar, no está demás aprender no filosofía china (hace mucho tiempo que se le admira y se les lee), sino actuar como chino, tanto para sí mismo como para el prójimo (palabra que creo no existe en la práctica de la sociedad china) sino más cerca del próximo como mercancía.

Nuestra relación con China siempre será como ellos no piensen, que son bastante, por cierto, desde siempre.

Una novelista norteamericana, Pearl S. Buck, del siglo pasado, galardonada con el premio Nobel de literatura, que vivió muchos años en la China del siglo XIX y parte del XX, en un ensayo, a propósito de su galardón, donde destacaba que un periodo lejanísimo de la sociedad china, los autores de textos narrativos no ponían sus nombres a las obras narrativas de sus autorías, para que los textos nuevos pareciesen una continuación de los antiguos. Ser diferente o destacarse como algo único en China, no es tan fácil como se pueda pensar ahora ni antes. Uno, dos y tres… ¿siglos?

Es mejor uno en el infinito. El concepto “individualismo chino”, pienso, en su lengua debe de ser un ideograma no apto para cualquier cerebro, y para exagerar jamás tendrá la connotación o acepción de estos lados, que tampoco sabemos lo que significa sino con una práctica de vida que solo es vida si nos dejan y como no nos dejan… ¿no sería mejor pensarse como las novelas chinas, sin autor y solo existir para el consumismo de productos chinos ahora que todo es hacer y pensar como los chinos?

Por: Amable Mejía
amablemejía1@hotmail.com

El autor es escritor.

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