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“Perfect days”

“Perfect days”

Elvis Valoy

El estoicismo, forma de pensar que nació de la férula de Zenón de Citio en la Grecia de hace más de 2000 años, y ahora como filosofía para la cotidianeidad, indiscutiblemente que está de moda. Las crisis humanas que se generan en las sociedades capitalistas, fruto regularmente de los vacíos existenciales que fecundan formas de vida entregadas al consumismo y al narcisismo desenfrenados, son atenuadas por búsqueda de escapismos filosofales.

La película Perfect days, del director alemán Wim Wenders, se enmarca en estos principios ideológicos. Este celuloide cuenta la historia estoicista de Hirayama (encarnado por el actor Koji Yacusho), un hombre en la tercera edad, quien se gana la vida limpiando baños en el centro de Tokio. Para este hombre, el deseo de vivir la vida a plenitud, está en los pequeños momentos cotidianos que ésta le presenta.

Levantarse, mojar sus plantas, limpiar inodoros con presteza y prestancia, leer libros, escuchar música vieja, tomar fotos a la naturaleza, soñar en blanco y negro, ver la salida del sol, etc., son la razón de vivir de este retraído y conformista individuo.

La música de Perfect days es una de sus virtudes, y las imágenes del protagonista conduciendo su auto hacia su trabajo escuchando un casete del grupo The Animals con la canción The house of the raisin sun, se asemejaría a un videoclip que despabila y mete al público en este filme.

Para mí, Perfect Days, nominada en el renglón de Mejor película internacional en el Oscar 2024 por la academia Hollywoodense, es una alabanza a la vida contemplativa e insulsa que en medio de la actual vorágine, asumen algunos seres humanos. Los silencios y la vida de asceta de Hirayama, son el sonido de sus respuestas a lo que le rodea.