El conocimiento de tres proyectos de leyes que introducen reformas, puede polarizar a la sociedad dominicana. No necesariamente lograr la unidad para la acción, sino que cada cual tome su consigna para tratar de ganar popularidad.
Las reformas constitucional, del código de trabajo y la impositiva, dividen en apoyo y rechazo a la sociedad dominicana de hoy. Con el reflujo de masas no hay nadie con la fuerza suficiente para imponerse a la decisión gubernamental de que el Congreso le apruebe esas tres reformas.
Hay una aplanadora en el Congreso y en base a ella va a actuar el gobierno, pero debe cuidarse de la mayoría silente. Acecha y en su momento cobra las afrentas. Al parecer no tiene voz ni votos, hasta el momento en que se encuentra desesperada.
No habrá consenso con estas tres reformas, y el gobierno deberá solo contar con sus seguidores. Cuidadito si se supone que un masivo apoyo de la cámara de Diputados y el Senado es todo lo que se necesita. No. El respaldo popular es vital.
La principal carta de triunfo del gobernó sería poder transitar con estos tres proyectos de reformas, sin que su popularidad sufra un golpe espectacular. Hay analista que suponen que en el peor de los casos, el presidente Abinader lograría mantener su popularidad a raz de un 50 por ciento.
Pero cuando se trata de reformas, siempre se erosiona a sectores y sobre la marcha hay que pasarle alcohol par evitar se infecte la herida. De lo que no hay dudas es que el gobierno actuará para salir adelante con sus cuadros de popularidad.
Otra cosa, tendría que evitar que la oposición se una y se forme un solo frente. En la crisis viene la unión, aunque sea para la acción. Ya tenemos ejemplos en la historia dominicana y, por lo menos, se podría dar el intento.
Es de sabio escoger un interlocutor principal. Desde hace tempo parece que el presidente Abinader ha escogido a Leonel Fernández, como su contradictor.En lenguaje fino político una maniobra de este tipo tiene razón de ser: divide el frente opositor por los egos y los desplantes.
Hasta el momento han ocurrido manifestaciones discretas de rechazo de los tres proyectos. Si hay permanencia en los medios de comunicación y las redes sociales, pero ello no es suficiente. Tiene que haber una opinión solida a favor y una levantisca en contra.
Ninguna de las dos está presente, por lo que de seguir este rumbo, las reformas se decidirán en el Congreso, con la aplastante mayoría gubernamental.
Por: Manuel Hernández Villeta