Opinión

Política de encuestas

Política de encuestas

Orlando Gome

Cuando se cae en la trampa de hacer de las encuestas el discurso, es difícil encararlas cuando estas no van a tu favor. Si bien esta parece ser la lección que viene aprendiendo el candidato presidencial del PRM, Luis Abinader, esta debió haber sido dada por lección aprendida por el grupo que hoy compone su partido que ha tropezado una y otra vez con la misma piedra en los 5 procesos electorales anteriores a este. Los cambios de gobierno no vienen de votos conseguidos por percepciones creadas en encuestas o promesas vagas sin sustancia, sin un discurso creíble es difícil para cualquier candidato opositor vender una idea del cambio.

Las encuestas son una técnica de recogida de datos mediante la aplicación de un cuestionario a una muestra de individuos, ni más ni menos. Es cierto que las hay sesgadas, como también es cierto que hay algunas empresas con demostrada reputación en nuestro país de hacerlas con alta confiabilidad en sus resultados. El problema con estas es cuando en vez de tomarlas por lo que son, una medición en el tiempo, todo el discurso gira alrededor de ellas, las percepciones o “el sentimiento en la calle”.

Hace ya bastantes elecciones atrás el tratar de desmentir a ciertas encuestadoras perdió credibilidad. Así como el PRM celebró a una firma encuestadora por mostrar a Danilo Medina con un bajo porcentaje de intención de votos y el PLD criticarla, hoy el PRM la critica y el PLD la celebra por mostrar lo contrario. Se contradicen tan abiertamente en sus discursos de encuestas que francamente sus opiniones al respecto ya carecen de valor.

Parece ser ya muy tarde para el PRM, pero este pudo vender mejor la idea de un cambio enfrentando de forma directa el discurso sobre encuestas al que ya a la mayoría de los dominicanos nos tiene hartos. El cambio se demuestra con acciones y no es necesario estar en el Gobierno para demostrarlo, de haber asumido una postura distinta a algo que predeciblemente el partido de gobierno iba a tratar de explotar hubieran tenido mayor credibilidad.

Al final de cuentas la culpa no recae enteramente en los partidos, sino también en la prensa. Sí, hay mucho valor mediático en las encuestas, pero deben existir cosas más importantes que preguntar a los candidatos en vez de abordarlos una y otra vez preguntándole lo mismo respecto de equis o ye encuesta.

También hay culpa en nosotros, los votantes, que disfrutamos del morbo de dar tanta importancia a una medición como si fuera una predicción de resultados como unos ludópatas desenfrenados con dinero puesto en la carrera tratando de vencer a la casa. Eso no es democracia, eso no un ejercicio responsable del derecho a elegir. Sí, es cierto que la democracia dominicana ha avanzado, pero nos queda tanto por aprender.

El Nacional

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