Opinión Articulistas

¿Por qué a Faride?

¿Por qué a Faride?

Hugo A. Ysalguez

Desde antes, de asumir funciones como diputada, Faride Raful, actual ministra de Interior y Policía, existía una urdimbre para apagar, disminuir y sepultarla de la vida política algo que no lograran, toda vez que la dirigente política está templada en el fragor de la lucha revolucionaria desde su adolescencia, fortaleciendo sus ideas con la preparación académica y desempeñando roles importantes para el fortalecimiento de la democracia, bajo el férreo combate a los sectores más rancios.

Se recuerda, que, en la Cámara de Diputados, dominada por el PLD, quien tenía el control de todos los poderes del Estado, su voz retumbaba en ese recinto, donde defendió los intereses del país con valor y gallardía, llegando un legislador peledeista a manifestar intenciones de violencia contra ella, cuando amenazó con quitarse la correa para golpearla, demostrando su vocación al atropello y su identificación misógina.

La campaña de deméritos siguió cuando fue reconocida y premiada por el pueblo de la capital, obteniendo la senaduría del Distrito con amplio margen, constituyendo ese ascenso la mejor respuesta a sus detractores, quienes a veces actúan abiertamente y otras de manera subrepticia, pero no van impedir que, en cada primavera, reinen las flores de distintos colores.

Sin embargo, el asedio contra la joven y destacada mujer, dotada de valores intrínsecos, no cesaron hasta el extremo de que no pudo competir con un curul de la cámara alta, aunque el escogido para sustituirla, un abogado probo, no obtuvo los votos necesarios para retener el puesto, pese a que el PRM, se alzó con la victoria presidencial y el 80 por ciento de los cargos electivos a nivel nacional.

Designada en el gabinete del gobierno, retornaron las voces difamadoras impenitentes, con más impulso, dado que incursionaron en su intimidad, su honor y el derecho a tener un buen nombre, un conjunto de infracciones de tipos penales, cuyas sanciones son benignas, lo que estimula a la reincidencia de delitos cometidos por personas acostumbradas a un lenguaje soez que las divorcia del ámbito social, económico y cultural.