Cual paradoja incomprensible, que contemplamos junto a diversos sectores del país, la increíble circunstancia de que a tantas personas señaladas por la Cámara de Cuentas y varias instituciones con credibilidad y lo que es el ¨voz populis¨ por actos de corrupción, estafas y sustracción de bienes del Estado, no son sentados en el banquillo de los acusados, aunque por ahora es difícil condenarlos.
En cambio, a miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, que son llevados a la justicia por presuntos delitos y no por acciones de corruptela ni ofensa al erario público, se pretende condenarlos moralmente sin decisiones judiciales, ante ciertas declaraciones y comentarios que se vierten en contra de ellos.
Y se llega al irrespeto de ciertas publicaciones y cometen la osadía de mencionar nombres de algunos padres de estos militares y policías, quienes merecen respeto y consideración junto a sus familiares, pues muchos de ellos han servido a la Patria con valentía y decoro, como el mayor general Juan Bautista Rojas Tabar, entre otros.
Debería restablecerse, aunque sabemos que ahora es una quimera, el artículo 5 de la Constitución del profesor Juan Bosch, 29 de septiembre de 1963, que expresa: ¨se declaran delitos contra el pueblo, los actos realizados por quienes para su provecho personal sustraigan fondos públicos, prevaliéndose de sus posiciones dentro de los organismos del estado, sus dependencias o entidades autónomas, obtengan ventajas económicas ilícitas.¨
¨A los convictos de tales delitos les será aplicable y sin perjuicio de otras sanciones previstas por las leyes, la pena de degradación cívica, además, se les exigirá la restitución de lo ilícitamente apropiado¨.
Muchos miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía son utilizados en actividades contrarias a sus funciones en contra de la dignidad de estos, y una gran mayoría trabaja con el estómago vacio, días sin almorzar ni y tomarse un vaso de leche.
¡Oh Dios mio, cuando terminará el viacrucis, humillaciones y tormentos de miembros de nuestras Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, todavía con sueldos pírricos y miserables!.
La impunidad de los que ofenden las finanzas y bien de la nación, al desviar fondos públicos destinados al bien común hacia espurios intereses privados, son causantes de tanta pobreza, tanta hambre, menos salud, menos viviendas y mas exclusión social.
Muchos que fustigan a militares y miembros de la Policía Nacional tratan de olvidar la presunción de inocencia, principio cardinal del derecho constitucional, tratados y convenciones internacionales, así que a nadie se le puede llamar culpable antes de que intervenga la sentencia de juez y ésta haya adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada.
¿Por qué a militares y miembros policías y a otros no?.
Una vez más la impunidad y las violaciones constantes a la carta magna, las leyes y al convenio anticorrupción, aprobados por la instancia pertinentes, son letras muertas en el país, hasta que llegue muy pronto la hora 25.
Impune es lo que no se castiga, aun mereciéndolo.
¿Por qué a militares y policías y a otros no?