Opinión

Presencia económica

Presencia económica

Paraísos fiscales
No existe unificación de criterios a la hora de producir una definición que logre un consenso global respecto de los denominados paraísos fiscales. Moisés Naím, pensador venezolano radicado en Estados Unidos y considerado como un hombre de confianza de la élite empresarial mundial, asume el término paraíso fiscal “para designar el mundo financiero que se halla fuera del alcance de la ley y las actividades tributarias”, según consta en su libro “Ilícito. Cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo” (2006).

Para Juan Hernández Vigueras, reconocido experto argentino en materia financiera, son paraísos fiscales “todos los centros financieros que desarrollan una actividad desregulada, descontrolada y ajena a las regulaciones comunes a los demás países con los que se relacionan, por estar destinados de modo especial a las empresas o a los particulares no residentes, actividad incentivada por la escasa o nula tributación».

Cuando afloran las crisis financieras y también la difusión de escándalos mediáticos sobre “secretos de flujos de capitales” vuelve a resurgir la literatura sobre los controversiales “paraísos fiscales”, abordando el tema desde una óptica pretendida novedosa, cuando lo cierto del caso es que se trata de una problemática que se ha acentuado en la era de la globalización.

El hecho de que los flujos de capitales internacionales se desplazan de un lugar a otro libre de regulaciones y normativas que frenen su reconocida voracidad especulativa hace que la permanencia de los paraísos fiscales en la era de la globalización financiera se encuentre indisolublemente asociada a las reglas del juego prevalecientes en el actual orden monetario-financiero internacional, lo que significa que su permanencia se encuentra atada a la madeja de intereses del gran capital internacional.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) sostiene que el depósito de capitales empresariales en las cuentas situadas en los llamados paraísos fiscales ha crecido de materia astronómica duran el periodo 2000-2014, alcanzándose en el 2015 una cifra superior a los 7,6 billones de dólares.

Datos fidedignos revelan el impacto económico mundial que implica la existencia de la desregulación o ausencia del debido control y supervisión de los flujos de capitales que se posan en los nidos de los paraísos fiscales.

En efecto, según un artículo publicado en la reconocida revista norteamericana Bloomberg, una tercera parte de las 200 personas más ricas del mundo, con una riqueza estimada en 2,9 billones de dólares, controlan parte de su fortuna personal a través de una compañía ubicada en denominados paraísos fiscales.

Pero también muchos empresarios localizados en los países subdesarrollados suelen evadir el pago de impuestos en sus respectivos países constituyendo empresas “offshore” en los controversiales paraísos fiscales, llegándose a estimar que alrededor de 190 mil millones de dólares se escapan del debido control impositivo, según datos ofrecidos por la organización internacional OXFAM, con sede en Gran Bretaña.

Definitivamente, el fenómeno de los paraísos fiscales interesa a toda la sociedad y nunca jamás a una pretendida élite profesional que acostumbra situarse en el olimpo intelectual, mirando por debajo de los hombros a los simples mortales, los cuales constituyen la inmensa mayoría del cuerpo social.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación