Lymarie Nieves vive y respira cooperativismo. La conocimos como expositora en el I Seminario Regional de Juventudes Cooperativistas de las Américas con una ponencia que resultó una revelación: la fundación en el Complejo Correccional Guayama 945 de PR, por parte de cinco confinados, de una cooperativa de artesanos.
La misma fue bautizada con el nombre indígena de Arigos hasta transformarla en una pujante empresa social que produce miles de dólares con sus ventas, cuyos dirigentes salen de la cárcel a actividades con otras cooperativas y a acciones de responsabilidad social como pintar escuelas en verano, hacer exposiciones de sus mercancías artísticas, ofrecer charlas (claro custodiados física por las autoridades).
La Cooperativa Arigos, inició su producción con la confección de carteras, correas, sombreros y sandalias de cuero; barcos, estatuas talladas con los Tres Reyes Magos y del Quijote y Sancho Panza, obra que les impactó mucho al leerla.
Cuando esos confinados solicitaron a la Liga de Cooperativas de Puerto Rico, pidiendo asesoría para fundar una cooperativa, la Liga asistió a su pedido junto a Fomento Cooperativo, ir a Guayama.
Lymarie Nieves entra en el 2008, para el proceso de educación continua y colaboración voluntaria, con más miedo que vergüenza y a petición del presidente de su Cooperativa base, condicionada por la imagen pre-establecida de un condenado a altas penas por delitos graves.
Hoy día los confinados tienen una producción agrícola en un vivero que ofrece en venta: ajíes, berenjena, piña y pimientos, que cosechan en un vivero que les cedió la Administración de Corrección hace dos años.
Además operan ‘car wash’ en el estacionamiento del mencionado complejo penal de Guayama, donde brindan servicio a los empleados del mismo.
Como nuevo proyecto se encuentran en desarrollo un hidropónico de lechuga y cilantrillo.
Están elaborando nuevas propuestas para proveer servicios de cafetería al complejo correccional. Este proyecto está en proceso de presentación a la Administración. También para proveer servicios de casas de brinco para las actividades internas de los confinados.
Otro proyecto será una repostería para suplir el pan a la Administración de Corrección y para la venta de actividades con el comercio.
La ganancia de la Cooperativa Arigos, ha fluctuado entre $10 mil a $12 mil anuales en los últimos tres años, pues depende de las ventas.
Alexander del Valle, presidente, de la Junta de Directores, entiende que también es una herramienta de rehabilitación, que sirve para recobrar el sentido de responsabilidad.
De lo que producen: el 15 % va a un fondo común intocable individualmente para los requerimientos de la empresa cooperativa, un 10% lo toma la administración de la cárcel para asumir los gastos operacionales; y el resto le queda al recluso que ha prestado el servicio o elaborado la pieza artesanal.
Para poder fundar la cooperativa, hubo que reformar la Ley General de Sociedades Cooperativas de Puerto Rico que rige estas organizaciones, gracias a que en 2003, la gobernadora Sila María Calderón, recibió una solicitud de estos confinados para que se modificara la ley que impedía a quienes tienen antecedentes penales integrarse a una entidad de este tipo.
Ella accedió y la enmienda quedó con un condicionante: que no hayan sido convictos por delito graves que impliquen: fraude, abuso de confianza y depravación moral; se exime de la aplicación de este inciso a los socios de las cooperativas de confinados siempre que un oficiale autorizado por la Administración de Corrección, certifique que el confinado se encuentra en un programa de la institución.

