Opinión Carta de los Lectores

Primer empleo

Primer empleo

Cartas

Hay que fortalecer la política del primer empleo. Uno de los inconvenientes que encuentran los jóvenes son las dificultades para alcanzar esa primera oportunidad de ser admitidos en una empresa. En un primer empleo no se puede pedir la experiencia.

Si es casi de obligación saber la preparación que tiene el joven, para colocarlo en el sitio donde pueda realizar su tarea. En las ferias de empleo que se realizan periódicamente, en algunas ocasiones se le resta fuerzas al primer empleo.

Sin embargo, esa primera oportunidad de trabajar es vital en el desarrollo de los jóvenes dominicanos, y es un frente contra la delincuencia. Hay que terminar con la línea de miles de jóvenes que pasan el día haciendo travesuras en los alrededores de un colmado de barrio.

La mayor parte de los delincuentes juveniles señalan que caen en la turbulencia porque en el país no consiguen trabajo. Solo a medias podrían tener razón. Ahora mismo no está el sector privado en la capacidad de emplear a todos los jóvenes en aspirar a un trabajo.

En el Estado, por más vueltas que se le dé, la casi totalidad de los puestos disponibles son ocupados por seguidores partidistas. Pero no se puede desmayar en buscar la categoría donde pueden aplicar.
La delincuencia en los barrios parte de diferentes puntos de vista, no solo de tener el empleo, o de ser un estudiante aplicado. Hay una falta de fe en las instituciones que hace pensar a los jóvenes que están abandonados.

No es así, aunque los resultados sean lentos y beneficien a algunos que están mejor preparados que otros. Hay que privilegiar los estudios técnicos, que son más cortos que una carrera universitaria, pero que mete al joven en la producción, y después podría seguir los niveles superiores.

Hay que incentivar que a nivel de institutos especializados los muchachos sean capacitados en renglones que demanda la sociedad, como mecánicos, pintores, peluqueros, choferes y en otros oficios.

Hay que levantar la moral y la guardia a los jóvenes residentes en los barrios y el primer empleo puede ser la catapulta que los lance al siglo 21. Sin estudios y disciplina estos jóvenes no tendrían futuro.

Y aunque usted no lo crea en esa masa amorfa, trastabillando en el presente y sin horizontes claros en lontananza, está la paz y el desarrollo a largo plazo. No se puede tronchar su camino, sino impulsarlo para que avance. Si la juventud cojea socialmente, todo puede estar perdido.

Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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