Opinión

PRM-PRSC

PRM-PRSC

El pesimismo y el más llano clientelismo político sucumbieron frente a la esperanza. La alianza PRSC-PRM se proyecta tan altamente favorable para ambas partes que puede llegar a convertirse en un fenómeno exponencial, expresado en el fortalecimiento y el triunfo de Luis Abinader, candidato que convoca la mayor fuerza opositora. Reposiciona a un partido sometido a repetidos acuerdos que no hicieron más que desarticular sus fuerzas a pesar de haber gobernado el país durante veintidós años.

Veinte años fuera del control del Ejecutivo, lo han reducido, al corte electoral del 2012 a un 5.87%. Resultado de un manejo equivocado de alianzas en las que apenas se han tomado en cuenta aspiraciones personales y familiares, ni siquiera de grupos. Reservas razonables de candidaturas congresuales y municipales, además de la participación en el Gobierno, garantizan y posibilitan el reagrupamiento de una militancia ahora dispersa, repartida, por supervivencia, en la franja del oficialismo.

Abiertas las puertas a experiencias y talentos replegados, este acuerdo probablemente vaya más allá de los resultados del proceso electoral en curso. Plantea la urgente necesidad de que el legado político de Balaguer retome el proyecto de nación y la defensa de los intereses colectivos, desechando el limitado desempeño de un puñado de dirigentes aún aferrados al disfrute particular de las mieles del poder. Ese partido vale más que un par de cargos diplomáticos y direcciones de tercera categoría.

Procede, por supuesto, la participación del Reformista en el manejo de Estado desde el Congreso y el control municipal, áreas en las que sus aportes pueden ser enriquecedores, dada su experiencia en ambos poderes. Para el PRM y los demás partidos de la Convergencia el paso dado por los reformistas, además del anuncio de otras agrupaciones, representa un afianzamiento necesario y oportuno para reafirmarse como puntales de esta confrontación comicial.

Una simple sumatoria, multiplica por dos los puntos que aportarían a Luis Abinader los antiguos aliados del PLD. Es decir, el 9% conseguido en el 2012 por antiguos aliados del Bloque Progresistas, restados a estos y sumados al PRM se convierten evidentemente en un 18%, sin contar el entusiasmo que traen las posibilidades de triunfo de un bloque reforzado como se viene integrando, encabezado por Luis Abinader. La creciente indignación provocada por la mala administración de los gobiernos del PLD constituye el motor que estimula el respaldo de corrientes apartidistas, con lo cual no sería arriesgado vaticinar el triunfo de Abinader en una primera vuelta.

El Nacional

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