Reportajes

Pueblo dominicano Paciente en estado de coma, por males sociales

Pueblo dominicano Paciente en estado de coma, por males sociales

Unos bien adiestrados enfermeros se reunieron para trabajar con un enfermo que no respondía a los medicamentos administrados mientras que su mal empeoraba.

Después de deliberaciones y sueros y anestesias y seminarios y cuidados intensivos en torno al problema presentado, las pruebas científicas determinaron -el enfermo era muy importante pero sólo para votar- el origen causal era una agresiva bacteria llamada “ausentia medita socialae autenticae es”, es decir, ausencia de medidas sociales auténticas (el “latín” empleado es ficticio).

La bacteria pertenecía a la familia de las “indiferenciae” y no se le había notado pues los poderosos expertos se pasaron años en trabajos muy provechosos para su futuro familiar y personal olvidándose de los compromisos sociales contraídos y obviamente, del paciente llamado significativamente Votante.

Ya este triste paciente agonizaba en su compleja enfermedad y se hacía tarde para sanarlo cuando se anunciaron soluciones que parecían radicales sin serlo ciertamente.

Decidieron los especialistas  perseguir el mal como hizo cierto presidente extranjero con el llamado terrorismo: recurriendo a la guerra, la que en realidad ultimaba más pacientes que sanaba a otros. Pero no importa: los provechos económicos siempre serían más importantes.

Cuando los especialistas que trabajan científicamente tienen ante sí un paciente con una enfermedad invasiva y cruel se reunen en un aerópago llamado Junta Médica a fin de analizar la peligrosidad del mal detectado, sus extensiones y las peligrosas implicaciones para la vida de la víctima.

No les pasa por la mente siquiera elaborar un código  de culpabilidad para lanzarlo sobre el escenario de conflictos de salud a fin de que se sane o para deshacerse de él.

Tampoco se le va a leer todo un código médico pues nunca la palabra medicina a sanado a nadie.

Intentarán curarlo a través del conocimiento sistemático y experto que adquirieron en academias preferiblemente competentes.

No necesitarán los facultativos, preocupados ya por la evolución del condenado al sufrimiento, rodearse de un enorme despliegue de seguridad y menos en un hospital donde lo que más abunda es la debilidad orgánica producto de males diversos ni desde ahí ordenar medidas superficiales que más bien prolongan el mal sin atacar los síntomas correctos que es precisamente lo primero que se ordenará analizar en un eficiente y competente laboratorio a fin de producir un diagnóstico correcto sin el cual no hay un principio destinado con rigor los problemas de salud presentados.

No menos eficiente ni menos compleja es la situación de una sociedad camino de la enfermedad generalizada del crimen, los atracos, la corrupción, el desempleo, el desorden social que conforman un microcosmos agónico y cada vez menos luminoso.

Si la bacteria causal se encuentra en el hospital y no se le ha detectado o no se la ha querido detectar, los problemas se agravan y se extienden sin solución a corto plazo.

Y surgen por ejemplo preguntas como ¿cuántos muchachos talentosos que pierde la sociedad en la vil delincuencia pueden acceder a las cada vez más costosas universidades privadas que piden un enfrentamiento , sin el análisis correcto sino más bien policial a la delincuencia común (no de la otra) y demandan contra ella medidas cada vez más enérgicas que se cristalizan en atropellos por vía de la detención indiscriminada de ciudadanos,  que no participan de los delitos sino que han sido marginados radicalmente y no pueden ir trajeados por los pueblos como andan los no delincuentes?

¿Por qué se cree que sólo los barrios pobres abrigan la detestada delincuencia y se les echan los organismos de investigación y represivos, con  las armas cada vez más largas y poderosas del Estado mientras gente que participa de delitos bastante mayores mantienen una generosa intocabilidad?

¿Por qué no se recurre, como hacen los especialistas originales, con imaginación y talento, a ver todos los males y a no ver en blanco y negro un problema que es profundo, con raíces más extendidas que el delito de simple policía, y que se ahonda socialmente?

¿De qué sirve que se diga que el problema es entre otros de falta de oportunidades de una población joven cada vez más desempleada y frustrada si nadie oye.

¿Por qué no leen los informes y toman nota de que el país queda cada vez más como uno de los más corruptos del mundo mientras nadie parece darse por aludido?

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación