PUNTOS… Y PICAS

POR: Carlos Manuel Estrella
puntosyenfoques@hotmail.com

La delincuencia rampante ha tocado un sector político clave y, como era de esperarse, detonó alarmas en el Partido de la Liberación (PLD) que se hace víctima del robo de escultural gaviota de bronce en tumba de Juan Bosch, en cementerio vegano. Este acto típico de raterismo, expresión de inseguridad hasta en camposantos, provoca alegría porque quizás así las autoridades toman conciencia del agravamiento y multiplicación hechos que generan impotencia ciudadana y evidencian inefectividad preventiva.

El robo por el que dicen estar afectados los peledeístas, que consideran profanación al sepulcro de su líder histórico, es común, cotidiano, de fines conocidos porque su objetivo primero y último es vender a metaleras y fundiciones para exportación.

Si el objeto robado no tuviese vocación de negocio, demandado por inescrupulosos comerciantes que conocen su procedencia delictiva, los hurtos no se produjesen sencillamente porque lo robado no sería útil, carecería de valor de mercado. El país no tiene minas en explotación y es exportador de metales, sobre todo bronce, vaya paradoja, por empresas fácilmente identificables, de propietarios conocidos, que se dedican a comprar chatarras y todo tipo de placas, rótulos, letreros, fragmentos de estatuas y demás… robados.

En sectores populosos y marginados se conoce que “piperos”, residuos humanos aguijoneados por drogadicción que parasitan por calles y avenidas, se dedican a sustraer cualquier objeto o parte metálica para vender por pesitos que le sirvan para mantener la adición.
Las autoridades no han querido ir a raíz del problema, ni enfrentarlo en lugares que adquieren metales sabiendo son robados, ni prohibir, como se hizo antes, exportaciones para imponer controles y todo se deja irresponsablemente a la libre, al reino de delincuentes y rateros.
Entonces, robo en tumba Bosch debe motivar alegría y exigencias de combate efectivo a delincuentes en gobierno PLD. El daño llegó a su casa.