El fin de una era
En semana de contradicciones y enfrentamientos surgió luz en tinieblas peledeístas, se firmó armisticio morado y habilidades atribuidas a Danilo Medina posibilitaron acuerdos multicolores conducentes a la desaparición virtual de la oposición y al fin de la era de bipolaridad y tripartidismo.
El Partido de la Liberación (PLD), con un liderazgo interno que cambió de cabeza, ha logrado negociaciones que anulan el contrapeso opositor democrático para facilitar, primero, la reforma constitucional y, luego, la repostulación de Medina con proyección a su reelección el año próximo.
Acuerdos políticos internos y extra partido son de doble ganancia para el gobernante porque sofocan la lucha grupal en el PLD y, al mismo tiempo, allanan el camino de su continuismo, con reparto temprano de tajadas de los poderes legislativo y municipal, para satisfacer lo que “era” oposición.
El país político se encamina o transita el ocaso de la lucha bipartidista histórica, no habrá pugnas entre liberales y conservadores, todo quedará enmarcado en proyectado gobierno “de unidad nacional” que juntará a mansos y cimarrones en reparto de bienes públicos para beneficios privados.
Es la nueva concepción del ejercicio de función pública. Se privilegia el consenso forzado por conveniencias de intereses particulares, de grupos y corporaciones de usufructo del poder sin oposición formal, como contrapeso democrático, y para consolidar privilegios económicos a expensas del Estado.
¿Qué debería derivarse de la “unidad nacional” en un próximo gobierno peledeísta? Si las cosas ocurren como vaticinan oráculos mediáticos y se percibe en la opinión publicada, el país superará problemas fundamentales como de migración, electricidad y seguridad ciudadana y social, por ejemplo.
Leyes necesarias y pendientes de actualización y/o aprobación, como de partidos y electoral, deberán ser “clavos pasados” a partir del venidero cuatrienio como evidencia inequívoca del final de la pugnacidad política pretérita y del advenimiento del nuevo estadio histórico, la “Era del PLD”.