“Interrogatorio a cadáveres”
En principio las autoridades tienen fe pública y versiones que ofrecen de hechos justiciables de interés colectivo se reputan como oficiales y verídicas, tales los casos de declaraciones o informaciones provenientes del Ministerio Público y de Policía Nacional.
La cotidianidad de “versiones oficiales” inverosímiles y mentirosas ofrecidas a medios de comunicación aumentan la pérdida de credibilidad en instituciones, ejemplo Policía, que ha gastado clichés como el de los famosos “intercambios de disparos” y etiquetas subjetivas sin tener poder deliberativo.
Después de muertes en estos dudosos “intercambios de disparos”, por los que internacionalmente han acusado al país de practicar “ejecuciones extrajudiciales”, se pierde la reacción del occiso que de ordinario era figura “clave” del caso y fue enviado a la tumba con su “secreto” y sin defenderse.
Es la manera más fácil de las autoridades, sobre todo la Policía, cerrar un suceso y entonces atribuirle amplio prontuario “al muerto”, supuesto responsable de hechos pendientes de esclarecer que quedan resueltos porque nadie podrá contrastarlos ni mucho menos llegarían a debate en tribunales.
Ruedan por la borda principios constitucionales como presunción de inocencia, derecho a juicio oral, público y contradictorio, debido proceso de ley, en fin, puede verificarse un rosario de violaciones con consecuente impunidad, olvido y desaparición de casos en la opinión publicada.
Para ilustrar vale la pena recordar la reciente muerte en supuesto “enfrentamiento” con autoridades de un privado de libertad en centro modelo de Monte Plata, etiquetado sicario peligrosísimo del clan Figueroa Agosto, quien “armado” en prisión supuestamente atacó a quienes requisarían su celda.
Hay que concluir que en desacreditados “intercambios de disparos” solo falta el reporte del “interrogatorio al cadáver” para que conste en acta con fe pública que el occiso admitió hechos, ratificó la “versión oficial” y fue tan torpe y con tan mala puntería que no lesionó a nadie.